La brecha educativa que ha ensanchado la pandemia
Cáritas apuesta por incentivar la cultura tecnológica más allá de los juegos y las redes sociales
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La pandemia ha incrementado la brecha educativa al imponerse la enseñanza telemática / Cadena SER
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Cáritas Aranda se ha propuesto reducir la ‘brecha educativa’ que ha producido la suspensión de las clases presenciales y la implantación de los sistemas telemáticos para continuar el curso lectivo. Esta organización es uno de los problemas que más le preocupa actualmente. A pesar del esfuerzo que está realizado en el seguimiento de las tareas escolares y los refuerzos educativos individuales con la ayuda del voluntariado, esta situación ha dejado patente las enormes diferencias que se venía formando en nuestro sistema.
En los núcleos familiares con los que trabaja Cáritas, a las graves limitaciones derivadas de la precariedad económica de los progenitores y de las condiciones de habitabilidad de las viviendas, se añaden la incapacidad al acceso tecnológico de los hijos en edad escolar para poder realizar un seguimiento de la actividad educativa a distancia y la falta de cultura tecnológica de la familia. Noelia Herrero Sanz, técnico del Programa de Infancia, considera que esa brecha no es sólo una cuestión de medios materiales, sino de una cultura del uso de las oportunidades telemáticas más allá de los juegos o el ocio en la que habría que incidir. “A lo mejor, por lo que pueda venir, hay que acondicionar un poco más y hay que dar ayudas para que se pueda aprovisionar de todos estos medios a las familias, pero tiene que haber una cultura tecnológica, que los jóvenes empiezan a tener, pero también hemos observado que es una cultura muy de ocio, de redes sociales de juegos y demás, pero luego carecen mucho de conocimientos de ofimática a la hora de hacer un texto sin más en un archivo de ordenador o simplemente subir un adjunto, entonces pensamos que hay que incidir más ahí”, comenta Herrero.
El Programa de Infancia de Cáritas, que sigue apoyando a un total de 78 menores y jóvenes en situación de riesgo de exclusión, detecta también que muchas familias sufren un estrés emocional mayor por el confinamiento, por la falta de recursos tanto materiales como de actitudes y habilidades. Estos problemas son caldo de cultivo de numerosos conflictos de convivencia y una desorganización en los ritmos biológicos de los menores. “Porque son familias que ya de por sí viven en situaciones un poco extremas en el día a día por y en esta crisis se está viendo los problemas convivencia por familias que en otros momentos no estaban conviviendo y ahora hay una falta de control de emociones y gestión de esas habilidades para controlar y demás que está generando muchos conflictos y un gran estrés”, explica esta técnico del Programa de Infancia.
Cáritas pretende seguir trabajando por minimizar esta desigualdad, aportando sus apoyos a todos los niveles, haciendo la desescalada según se vaya marcando desde el gobierno y atendiendo a las instrucciones y medidas pertinentes y continuando con su labor en los locales que tiene en el barrio de La Estación y de Santa Catalina.
A todo esto se añade la inscripción inminente, que está siendo estos días, a los centros para el nuevo curso, una tarea que en muchas ocasiones resulta difícil para nuestras familias y que desde esta organización se está apoyando.