Sobre 'Vistalegre3'
La opinión de Francisco Pomares

Tenerife
Pablo Iglesias volverá a ser elegido secretario general de Podemos en la denominada ‘Vistalegre 3’, la tercera Asamblea Ciudadana Estatal, iniciada telemáticamente el pasado viernes, y que concluirá este jueves próximo. En ese tiempo, los inscritos podrán elegir entre el toledano Fernando Barredo, y Pablo Iglesias, en un ‘congreso’ en el que no habrá debate de candidatos, ni presentación de candidaturas, ni proyecto político a discutir. Sencillamente, se votará –se está votando ya- para elegir entre el desconocido Barredo e Iglesias. Inicialmente, el proceso de elección contemplaba un período de campaña, entre el 10 y el 20 de marzo, donde las dos candidaturas debían enfrentarse en debates abiertos. Podemos eliminó el debate de las primarias, alegando la inconveniencia de evidenciar conflictos internos durante el Estado de Alarma. Pero no se ha retrasado la votación: Pablo Iglesias podría haberla retrasado, pero prefirió acelerar el calendario, para que se produzca con el menor ruido posible.
Iglesias plantea una profunda revisión de las tradiciones podemitas, de la que prefiere no hablar, para evitar cualquier publicidad a los cambios que espera incorporar en el partido: suprimir la limitación salarial en los cargos públicos equivalente a tres salarios mínimos interprofesionales, eliminar la limitación de mandato de los altos cargos para que puedan durar más de doce años y asumir la existencia de ‘militantes’, de mayor rango y con más derechos que los inscritos en los círculos, que tendrían que pagar una cuota al partido para poder participar en los procesos electivos. El nuevo sistema recupera el concepto de ‘centralismo democrático’ que define a los partidos leninistas: Cooptación de los cargos, mandatos prolongados y privilegios antes denunciados como propios de la casta, adelantan el final de la etapa de Podemos antes de llegar al poder. Ahora, el sueño de un partido ‘transversal’, anticentralista, autogestionario, y anticasta, ha saltado por los aires. Con los errejonistas liquidados y los anticapitalistas excluidos de cualquier debate, Podemos se redefine como un partido comunista más. Desde Vistalegre 1 a este apaño, pasando por las trampas que convirtieron Podemos en la finca de Iglesias en Vistalegre 2, el proceso de transformación ha concluido.