Rastreadores
La opinión de Marta Cantero
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Marta Cantero / Cadena SER
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Las Palmas de Gran Canaria
En los tiempos pre-COVID, uno de los mantras que más se repetía era que la digitalización de la economía iba a traer nuevos oficios que aún ni sabíamos que existirían. Menos aún podíamos imaginar que un virus fuera también a crear puestos de trabajo impensables hasta ahora. Pero vamos viendo que sí, que van surgiendo nuevas actividades, definidas con un nuevo lenguaje. Por ejemplo, los “rastreadores” o “rastreadoras”, seres encargados de “olfatear” el virus y seguir su rastro hasta encontrar el foco de contagio.
Cada comunidad autónoma es competente para establecer su propia red de “rastreadores” y Canarias ha optado por adaptarlos a su condición de archipiélago. Cada isla asume, por tanto, la gestión de dotarse de este equipo de protectores sociales, una especie de cortafuegos del coronavirus, que ante un caso positivo o sospechoso tira de la manta para aislar al contagiado y a su entorno. El rastreo se centra la Atención Primaria y cada gerencia insular ha establecido su propio método. En Tenerife, por ejemplo, hacen de rastreadores sobre todos los médicos y sanitarios de cada centro de salud. En Gran Canaria se ha tirado de un call center, en el que unos 40 profesionales rastrean a través de llamadas de teléfono cualquier foco de contagio. Además, cada autonomía debe enviar al “mando único sanitario”, es decir al Gobierno central, el número de sospechosos de padecer el COVID-19, todas aquellas personas que presenten sintomatología compatible con la enfermedad. En Canarias se contabilizaron 268 el primer día que se comenzó a contabilizarse este nuevo parámetro; y 280, el segundo.
Otro mecanismo de control de un posible rebrote se ha establecido en los negocios que atienden con cita previa, con la obligatoriedad de apuntar a cada cliente con su teléfono de contacto. Y con los inspectores sanitarios como vigilantes de su cumplimiento.
La función de estos rastreadores será esencial ahora que sabemos, por el resultado del estudio serológico, que estamos muy poco inmunizados ante una previsible segunda ola. Son las paradojas de haber hecho tan bien las cosas del confinamiento. Canarias contuvo tanto la expansión del COVID durante estas semanas que cuenta con una población apenas “vacunada” contra la pandemia.
Test, test y más test será, por tanto, la única forma de curarnos en salud (nunca mejor dicho). Se hacen a diario entre 2.000 y 3.000 y este miércoles llegó una nueva remesa de 70.000 nuevos PCR. Una cantidad suficiente, según Sanidad, para afrontar el reto de acorralar al virus, antes de que se él de nuevo el que nos acorrale a nosotros.