Reconquistar las calles

Santa Cruz de Tenerife

Siempre fui un niño de poca urbe. Me sentía cómodo en mis dominios domésticos y sólo me hacia falta un trozo de patio para crear mundos.Sin embargo, la calle era una opción apetecible, un lugar ignoto, suma de aventuras y misterios. Para todos los niños y niñas que serán, por fin liberados de las cuatro paredes de sus hogares, la calle supondrá algo más que un mero ejercicio. Consistirá en  internarse de nuevo en un mundo nuevo pero reconocible. Una forma de retomar la expedición en el punto en el que, un día de improviso y de un tajo, quedó suspendida. Sólo podrán salir con un juguete lo que supone un matiz sin importancia. Un niño puede disponer del universo en un metro cuadrado de hierba. Debemos aprender de su mirada, de cómo apuntalar la fantasía para que nuestra arquitectura sea, al menos, un poco más feliz. La calle les espera. Una calle diferente, más rara e inquietante que transformarán con su mirada en una gran historia que contar. No son ajenos a la ola que nos ha devorado pero son los depositarios de ese billete de la esperanza para el viaje de vuelta a una normalidad de la que nos sentimos huérfanos desde hace demasiado tiempo.