"Lo importante es que los profesores ahora descuelguen el teléfono y pregunten 'cómo estás' a sus estudiantes"
El profesor de Psicología de la Educación de la Universidad de La Laguna, Antonio Rodríguez, subraya la importancia de reenfocar los últimos meses del curso escolar
El Gobierno de Canarias asegura que no habrá más clases presenciales
En el sindicato STEC creen necesario evaluar solo los contenidos impartidos en las aulas
Santa Cruz de Tenerife
Hablamos durante veintitrés minutos y por teléfono. Desde hace años Antonio Rodríguez insiste en que la educación en emociones debe incorporarse de forma transversal al proceso de formación en las aulas. Este profesor de Magisterio de la Universidad de La Laguna y especialista en psicología de la educación sostiene que la adquisición de competencias emocionales debe ser los cimientos del crecimiento de las niñas y niños del futuro y más ahora.
Tras un mes de enseñanza confinada, el resumen no pudo ser más claro: “el sur parece rico, pero algunos alumnos de mi instituto viven en zonas remotas con dificultades para seguir las clases virtuales o familias que no pueden tener una conexión a internet”. Es la descripción de la realidad a la que desde hace un mes se enfrentan los docentes del IES Los Cristianos revelada por su director, Rafael Luis Suárez: “la evaluación es una cosa muy seria y deberíamos partir de la base de que todas las niñas y niños del centro tienen las mismas condiciones”.
Durante el periodo de confinamiento, la educación emocional cobra más sentido aún. Como seres sociales que somos, la adquisición de competencias en grupo ahora se traslada al ámbito del hogar en donde las familias, con la ayuda de los profesores –o al revés, según se sitúe la óptica- deben centrarse en la dicotomía “entre lo urgente y lo trascendente, entre lo inmediato y lo que nos permite realizar retos futuro”, afirma Rodríguez.
Durante la convivencia diaria en el instituto del sur de Tenerife son más de cuarenta las nacionalidades que se mezclan al compás de sus costumbres e inquietudes particulares que desde hace un mes se magnifican por el periodo de confinamiento. Sobre todo entre los estudiantes que van a cambiar de ciclo. Los de cuarto en educación secundaria y segundo de bachillerato, sobre todo, observan con detenimiento las decisiones que se adoptan desde la consejería de Educación canaria que, al menos, ha dejado claro ya que la presencialidad se ha terminado.
“No tiene sentido dar nuevos contenidos intelectuales, no tiene ningún valor formativo, no lo van a consolidar adecuadamente. Va a ser un sobreestrés añadido al de la experiencia de lo que están sufriendo”. Rodríguez sugiere que los profesores deben dejar a un lado “esos aspectos que ahora no son urgentes y céntrense en ayudar a los padres y a las madres en proveer de orientaciones a sus hijos para que traten en el entorno familiar abordar estos temas” durante el confinamiento.
De hecho, además de las recomendaciones que se ofrecen a través de una plataforma virtual impulsada entre sus alumnos de Magisterio, la experiencia de quien fuera el artífice de la incorporación en los planes educativos de la asignatura ‘emocrea’, concentra sus esfuerzos en una recomendación a los profesionales que podría tener un efecto “inimaginable” sobre los estudiantes: “No sabes el valor saludable, sanador, que puede tener para un estudiante que su maestro o maestra lo llame para preguntarle ‘¿qué tal estás?’ y que no necesita más de cinco minutos cuando su padre o madre no pueda porque están más preocupados en sobrevivir”.
Muchos profesores ya se han puesto en marcha en esta función que humaniza una etapa educativa totalmente virtualizada ahora que “no es la solución” porque repartir recursos materiales “es tan solo una cuestión de dinero”, recuerda Rodríguez.
“La educación telemática ha incrementado la desigualdad; hay diferencias de aprendizajes a través del proceso telemático y alumnos que se pierden mucho por su entorno”. Gerardo Rodríguez, el portavoz del STEC, uno de los dos sindicatos más representativos entre los docentes no universitarios, centra el énfasis sobre la idea de que el reparto de tabletas con conexión a internet no resuelve los entornos de los hogares de los alumnos en donde “puede que no se den las circunstancias para estudiar adecuadamente”. Por ello, desde la formación sindical creen conveniente evaluar en cada nivel solo los contenidos que fueron impartidos de forma presencial, también en la EBAU. El argumento será expuesto en la próxima mesa sectorial que convocará la Consejería.
El vertiginoso universo de mensajes a través de los medios de comunicación –por no hablar de los mensajes falsos en redes sociales- está, además, provocando otro efecto sobre el crecimiento y la formación de los estudiantes de todas las generaciones y cuyas consecuencias se detectarán a medio plazo. El lenguaje belicista empleado, sobre todo, en las comparecencias de prensa, “es poco razonable ni asumible para que después del virus adoptemos una posición de responsabilidad y de cambio respecto a lo que hemos hecho”. “No estamos en una guerra”, añade el profesor de la centenaria universidad lagunera: “Esto es una emergencia sanitara y somos nosotros los que estamos afrontando nuestro descuido hacia la salud y nuestro planeta”.
Terminamos la conversación. Colgamos el teléfono.