La triste incomprensión
'Diario de cuarentena', de David Perdomo.
Las Palmas de Gran Canaria
Esta semana vamos a cumplir ya un mes de nuestro confinamiento. Una cuarentena que nos ha cambiado la vida y, siendo sinceros, hemos de decir que la mayoría de los cambios no han sido para mejor. Y no lo digo con ánimo de amargarles sino para normalizar algo que estos días, como es lógico, muchos sienten: la tristeza.
Hoy quiero normalizar la tristeza porque son varias las personas que conozco que han intentado justificar su 'no felicidad'. Como si estuvieran cometiendo un crimen por estar tristes. Un amigo, Javier, me decía que en esta Semana Santa no le apetecía salir a aplaudir por la tarde. Que está muy agradecido con los equipos de emergencia, su hermana es enfermera, pero que él no estaba de humor para abrir la ventana y animar. Y me lo decía con algo de vergüenza pero a la vez notaba que se liberaba, que se quitaba un peso de encima al reconocer que es un ser humano que a veces no está al 100%.
Y Javi no es el único. En Twitter son ya varios los conocidos que publican su rechazo y hasta hartazgo a la canción 'Resistiré' del Dúo Dinámico. Algunos porque ya la han escuchado tantas veces que ya no resisten el tema. Y otros porque no saben cómo resistir cuando antes de la cuarentena estaban intentando sobrevivir a duras penas. Un sentimiento que muchos no entienden , no les entra en las cabezas que estas personas no se suban a la ola de felicidad constante que para algunos es de obligado cumplimiento.
En realidad no pasa nada por estar de bajona en ciertos momentos y durante algunos días, y más en esta situación. Y se lo dice un optimista por naturaleza. Hay estudios científicos que aseguran que la tristeza despierta al cuerpo para que podamos responder después de una pérdida, nos motiva para cambiar una situación que no nos agrada e, incluso, nos ayuda a tomar mejores decisiones que cuando estamos eufóricos. Pese a ello, la tristeza es una de esas emociones que está mal vista. Hemos conseguido que nos avergoncemos cuando estamos mal y nos obligamos a sonreir cuando estamos con otros. Por eso hay miles de libros de autoayuda que nos enseñan a ser felices pero hay muy pocos que nos dicen cómo estar cuando nos sentimos tristes.
Y con todo esto no les digo que tiren la toalla, que se dejen llevar por la desgana, que lloren por las esquinas, ni que dejen de reir o sociabilizar. Sigan luchando por estar lo más animados posible. Solamente les digo que si hoy no tienen ganas de aplaudir, de bailar solos en casa, de hacer ejercicio, de aprender hacer una tarta, punto de cruz, de leer cuatro libros... no pasa nada. Como le dije a mi amigo Javi, somos humanos y como tal no somos perfectos. Pueden darse un respiro y permitirse no estar al 100%. Al fin y al cabo la tristeza es tan natural como la alegría y si está ahí es por algo. No se sientan mal por sentirse mal. Seguramente que al quitarse ese peso de encima les será más fácil ser felices y aplaudir por la ventana todas las veces que haga falta.