'Reflexiones'

La Línea de la Concepción

Bueno, pues ya hemos superado las dos primeras semanas de confinamiento por la pandemia del coronavirus y, aunque ha pasado relativamente poco tiempo desde la adopción de esta y otras medidas drásticas y necesarias, creo que queda poco por decir o contar. Es por eso que, en lugar de hablar de datos o del comportamiento por otro lado ejemplar que estamos teniendo los campogibraltareños excepto en algunas indeseables excepciones, voy a realizar simplemente algunas reflexiones personales y profesionales.

Soy periodista y tengo que admitir que, sin dejar de atender por supuesto mis obligaciones laborales y mi inquietud vocacional, he reducido y mucho el volumen de información al que accedo o que consulto en relación a esta pandemia. Creo firmemente en el importante papel de los medios de comunicación en situaciones así, prueba de ello es que están considerados un servicio esencial, pero también creo que sería necesario hacer un análisis sobre el modo en que algunos medios o profesionales en particular afrontan coyunturas como ésta, que sacan a relucir lo mejor y lo peor de la tarea periodística. También merece un análisis, aunque esto tampoco es nuevo, el inapropiado uso que se hace de las redes sociales. Y también habría que guiar mucho mejor a la población sobre cómo y dónde acceder a una información veraz y lo más objetiva posible. El exceso de información es a veces, en mi modesta opinión, caer en la desinformación.

La otra reflexión que quiero hacer es más personal. Creo que esta crisis, que seguramente la mayoría nunca pensamos que viviríamos, va a servirnos de algo a todos. Desgraciadamente, hay muchas personas que ya no podrán sacar nada y otras muchas, miles, que por una situación personal o laboral vinculada a la pandemia, tampoco podrán pararse a ello. Pero otras muchas, millones, sí. Esta crisis es una prueba para las personas que viven solas, para las que viven acompañadas, para las que dicen nunca tener miedo de nada, para aquellas a las que nunca les importa un comino lo que pasa a su alrededor y para todos los que en, numerosas ocasiones y en nuestra vida cotidiana, nos dejamos arrastrar por problemas banales o quejas absurdas. Son ocasiones como ésta las que hacen ver realmente lo que es importante. Yo me he hecho ese propósito y confío en no fracasar. Les invito a intentarlo juntos.