Cambio de paradigma

Jerez de la Frontera

Pedro Sánchez dijo ayer en el Congreso algo que no ha sido demasiado comentado; algo así como que estamos ante un nuevo tiempo, que nada volverá a ser igual. No sé qué intención esconde sus palabras, pero sin duda, tiene razón. La unidad no es solo la de los ciudadanos en la lucha contra el virus, sino el de las fuerzas políticas en lo esencial para el futuro de la nación, sin particularismos territoriales ni ensoñaciones identitarias; no es momento de los experimentos utópicos de los socios del gobierno. A la emergencia sanitaria le hemos de sumar la emergencia económica que nos acompañará largo tiempo aun cuando el virus haya remitido. En su comparecencia, el Presidente dijo que no dejaría nadie atrás, y vaya si ha dejado a no menos de tres millones de autónomos. Si en la mayor crisis desde el inicio de nuestra democracia no se ha hecho nada por los trabajadores autónomos, pierdo toda esperanza de que se haga en un futuro. El autónomo es un tipo sufrido, que pertenece a la clase trabajadora, a la que ni izquierdas ni derechas tratan bien. Echa más horas que nadie, se preocupa de que sus trabajadores cobren a riesgo de no cobrar él mismo y enferma raramente. Es el que sostiene el tejido productivo del país y la mayor parte del empleo, y no frecuenta el IBEX-35. Es un currito como usted y como yo. Y el Gobierno social comunista los ha abandonado.