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Las leyendas del sanatorio de La Atalaya, un lugar misterioso en La Mancha

Una especie de maldición rodea desde hace años al edificio de un antiguo psiquiátrico en las cercanías de Ciudad Real

Antiguo sanatorio de La Atalaya en Ciudad Real. / Youtube

Antiguo sanatorio de La Atalaya en Ciudad Real.

Cuenca

En el espacio Misterios Conquenses que coordinan Sheila Gutiérrez y Miguel Linares, y que emitimos los martes en Hoy por Hoy Cuenca, os contamos esta vez las leyendas que rodean a un lugar marcado y muy conocido entre la gente de Ciudad Real: el sanatorio de La Atalaya. Se habla de apariciones de fantasmas, de luces en el cielo.

Las leyendas del sanatorio de La Atalaya, un lugar misterioso en La Mancha

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En 1943, el ayuntamiento de Ciudad Real compró los terrenos de La Atalaya a un particular, cercanos a la capital pero lo bastante alejados para poder estar tranquilos. Situado en lo alto de un bosque, las obras del hospital para tuberculosos comenzaban en 1954 y en febrero de 1955 tenían terminada la primera planta del edificio previsto para 300 camas. Las obras avanzan muy lentamente y en 1961 se firma el traslado del edificio de manos del Patronato Nacional Antituberculoso a Patronato Nacional para que este lo ceda al Patronato Nacional Psiquiátrico.

El sanatorio no llegó a funcionar como sanatorio antituberculoso. El proyecto de la Atalaya se terminó a principios de 1970 y comenzó su actividad en 1971, como centro regional para minusválidos psíquicos, dejando de funcionar en 1996 manteniendo por tanto 25 años de funcionamiento quedando abandonado y finalmente demolido en mayo de 2007

Hasta aquí, podríamos decir que es la historia del edificio, pero en sus alrededores y en su interior han ocurrido fenómenos anómalos. Gritos, psicofonías, visiones... un amplio abanico de los cuales nuestro compañero Javier Pérez Campos ha podido recoger varios testimonios de ellos.

Entre ellos, el de Elena Pérez, que aseguraba tener conocimiento de la aparición ante algunas personas de un niño fantasmal en el antiguo hospital. Otro testigo, Hernando González, nos confesó que una noche decidió acercarse al edificio y pudo contemplar durante un buen rato cómo un potente «foco» iluminaba tres estancias y que la luz no se parecía a una linterna.

Pero también existen fotos, digamos, extrañas. Carlos Torrijos realizo dos instantáneas que presentaban algunas anomalías. En la primera de ellas, tomada en una de las estancias, puede distinguirse lo que semeja una figura de perfil, con un tronco y unas piernas visibles.

En la segunda fotografía se aprecia una figura luminosa a contraluz, que parece apoyarse en la pared y proyecta una sombra frontal. Según el fotógrafo, en el momento de la foto no había nadie más allí. Desgraciadamente, no hemos podido tener acceso a dichas instantáneas.

Ahora dejamos el edificio, momentáneamente, y nos desplazamos a la curva de entrada al sanatorio, donde se aparece un clásico de las apariciones que no podía faltar en un enclave como este, una dama vestida de blanco.

Un testigo, cierta noche de verano circulaba con su moto, acompañado por un amigo en la parte trasera, cuando de repente se cruzó en su camino una figura femenina semitransparente, cuyo cuerpo sólo estaba cubierto por una especie de camisón. Al parecer, iluminó a la fantasmal aparición con el foco de la moto durante algunos segundos.

¿Quién puede ser esta dama de blanco? Existen varias teorías, como la que afirman que es la figura de una paciente del antiguo psiquiátrico infantil que se lanzó por la ventana. Otros aseguran que hubo un secuestro en Ciudad Real y un hombre se llevó a la niña a aquel lugar, y la mató después de violarla aunque no existen datos fehacientes del secuestro.

Esta aparición puede tener que ver con otra. Se cuenta que en 1939, unas semanas antes de terminar la Guerra Civil, una bella mujer ataviada con un traje blanco y que irradiaba una potente luz se apareció en aquel lugar a varias personas durante noches sucesivas. Sólo cuando terminó la guerra dejó de verse.

Parece que estos lugares atraen el mal. O parece que en sus alrededores ocurran hechos luctuosos. Vamos a ir al año 1987, los novios María del Mar Perales Serrano y Alfredo Lozano Galán habían ido a La Atalaya para pasar el día. Esa madrugada, cuando la pareja se encontraba dentro de su Citroën Visa, un agente de policía de 33 años, Isidro Mejías, descargó su arma reglamentaria contra los jóvenes. Después de asesinar a la joven pareja, el policía se introdujo en el Citroën y se pegó un tiro en la sien. Las causas de tan brutal asesinato nunca se descubrieron.

Parece descartado el crimen pasional y ninguna otra hipótesis ha logrado aclarar el porqué de este hecho. La familia de los fallecidos no conocía al agente, y éste, casado y con dos hijos, no tenía ningún problema grave y llevaba una vida absolutamente normal, según explicaron sus allegados. En la actualidad, una placa recuerda tan cruel hecho: «En memoria de la juventud truncada de Alfredo y María del Mar. 21 y 19 años. 20 de abril de 1987».

Pero incluso después de ser derruido, el lugar parece atraer este tipo de hechos. Seis meses después de ser demolido, en las inmediaciones cercanas se encuentra el cadáver quemado de un portero de una discoteca dentro de un coche. Los bomberos tuvieron que apagar el fuego alrededor de las dos de la madrugada con la sorpresa de encontrar el cuerpo en su interior.

Y terminamos con un par de visiones: una terrenal y otra en el cielo. Algunos testimonios hablan de una niebla muy densa, en ocasiones de colores, que impide la visión del terreno obligándote a parar si subes en coche o detenerte si vas andando. Si encima subes sin brújula, corres el riesgo de perderte. Incluso hablan de una especie de aurora boreal, esto último más dentro del terreno de las habladurías.

Y hablando del cielo, en 2004, cinco personas fueron testigos de cómo tres luces surcaban el cielo a gran velocidad. Al día siguiente, TVE daba la noticia. El avistamiento se hacía público y según los testigos, no se trataban ni de aviones ni de ningún tipo de satélites.

 
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