Grafitos en Madrid
Para unos es arte, para otros es vandalismo. Los grafitos (grafiti) son la manifestación más gamberra de la realidad de una sociedad. En el momento son vistos como signos de decadencia y bandidaje. Sin embargo, con el paso del tiempo pueden considerarse el reflejo de un instante de la Historia
Madrid
En las etapas de la historia del siglo XX en donde han aparecido momentos de cambio social o político, los grafitos siempre han estado ahí para reflejar desde una óptica muy particular esa realidad. El Muro de Berlín durante su construcción y su posterior derribo, o las calles de El Cairo pintadas de arriba abajo con verdaderas obras maestras del arte callejero en la primavera árabe, son un claro reflejo de esta realidad.
Antes decía que para muchos son un gesto más de vandalismo. No hablamos aquí de ensuciar vagones de tren o de metro, ni de enmarañar las cancelas de las tiendas con letras de colorines sin ningún sentido ni arte. Nos estamos refiriendo a un porcentaje casi mínimo en el que a través de un artista se canaliza el pensamiento latente de una ciudad o de un país.
Arte urbano
Los grafitos y los grafiteros han acabado siendo considerados como arte urbano. Hoy no es extraño ver fachadas de edificios o espacio públicos encargados para ser decorados por un artista. Uno de los primeros referentes en Madrid fue Juan Carlos Argüello Garzo, más conocido como Muelle. Apareció en el Madrid de la movida a finales de los 80. Emulando el creciente estilo proveniente de EE.UU, su firma tan característica (la palabra “muelle” era dibujada como si fuera un verdadero muelle) acabó convirtiéndose en un logotipo urbano. Con el paso de los años fue reconocido como tal y después de su temprana muerte en 1995 con apenas treinta años, pasó a ser el referente madrileño de los grafitos.