Vapores de otra época en Palencia
Los integrantes de la Asociación Venteña de Amigos del Ferrocarril, en Palencia, reparan y mantienen antiguas máquinas y elementos para dar a conocer su importancia histórica

El vocal del taller, Ángel Vielba (I), y el miembro de la asociación, José Luis Renedo, subidos a 'La Verraco' / Manuel Brágimo (Ical)

Venta de Baños
David Herrero / ICAL
La aparición del tren se convirtió en un hito para el transporte de pasajeros y mercancías. Desde su desarrollo, el ámbito ferroviario no ha cesado de evolucionar, con el perfeccionamiento del servicio, desde las máquinas de carbón hasta la actual Alta Velocidad. Para no olvidar los comienzos y la historia de este medio de transporte, la Asociación Venteña de Amigos del Ferrocarril, de la localidad palentina de Venta de Baños, repara y mantiene piezas únicas, así como locomotoras y vagones.
El presidente de la asociación, José Luis Renedo, afirma a la Agencia Ical que la “Verraco es la joya de la corona”, máquina fechada entre 1887 y 1891, cuya velocidad máxima ronda los 60 kilómetros por hora. Entre sus ventajas se encontraba “la facilidad para ascender puertos de montaña, razón por la cual trabajó en la zona de Pajares y Cantabria”. La Verraco sirvió a modo de apoyo de los trenes con cargas elevadas en aquellos tramos de pendiente prolongada.
De “doble tracción”, la máquina era colocada a la cabeza o la cola para reforzar el empuje, alimentado por carbón puro, para así calentar ocho metros cúbicos de agua. Además del trabajo de refuerzo, dicha locomotora “fue un hito en el siglo XIX, al poder mover, en terreno llano, el doble de peso, hasta las 320 toneladas”, apunta.
Tractores de carga
A mayores de la Verraco, poseen más maquinas, entre las que destacan dos de ellas, de un tamaño más reducido, las cuales trabajaron en la Azucarera del municipio palentino, que tras cerrar se las cedieron a la asociación ferroviaria, más parecidas a “chatarra”. Aunque una de ellas ya está como nueva, el vocal del taller de reparación, Ángel Vielba, relata que llevan tiempo reparando la restante, con “poco dinero y mucho esfuerzo”.
Y es que, aunque “la máquina y el motor sea bueno, todo ello estaba estropeado, por lo que requiere una reparación mecánica, con la introducción de camisas, casquillos de bielas, pistones o modificaciones en el cigüeñal”. No obstante, Vielva explica que, la reparada, es algo “más pequeña que la otra, empleada para las maniobras con pocos vagones”.
Además de un vagón de pasajeros primera-segunda, el primero que cambió de madera a acero para mejorar la seguridad, poseen otros dos más en el interior de la nave, más antiguos. Uno de ellos está pintado de color rojo, dado que participó, junto a la Verraco, en la película norteamericana ‘La promesa’, con un presupuesto de 320 millones de euros. Debido a exigencias del guion, el vagón pasó de gris a rojo, por lo que distorsiona con su compañero.
Museo ferroviario
Junto a todas las máquinas y elementos ferroviarios, se suma el museo como tal, localizado en La Briquetera de Venta de Baños, donde, además, en la parte exterior, tienen otros dos vagones restaurados, así como un recorrido de una pequeña vía para montar un tren infantil. Aunque el museo estuvo funcionando, desde mayo hasta octubre del pasado año, con ese circuito temático, las instalaciones no se llegaron a abrir por una serie de complicaciones administrativas.
De esta manera, la apertura del espacio está pendiente para esta temporada, para así poder mostrar una selección de señales, piezas o uniformidad ferroviaria, de un total de 350 elementos. A mayores, y con un pensamiento de dinamismo de la localidad, no se pretende centrar el interés en único lugar, dado que, además del museo, “se quiere potenciar la localización donde se encuentran las máquinas y los vagones, así como la visita a la asociación, ubicada en la estación”, subraya el presidente del colectivo, José Luis Renedo.
Con todo ello, se pretende que “los turistas que acudan a Venta de Baños se queden en el municipio todo el día, con una oferta atractiva y amplia, que se podría complementar con un posible viaje, a bordo de la Verraco, por una vía secundaría de pocos kilómetros”, traslada.
Renedo detalla que los vagones de la Verraco, con los que se haría ese desplazamiento, se encuentran realizando el Tren de Felipe II, entre Madrid y El Escorial. Esto se debe a un convenio de cesión firmado entre Alsa y la Fundación de los Ferrocarriles Españoles, dueño de la mayor parte del material a nivel nacional, que permite a cada asociación su uso y mantenimiento.
A raíz del convenio, ese tren turístico opera con los citados vagones y, a cambio, la asociación tiene reservados ocho viajes al año. De esta manera, en esos determinados trayectos, les facilitan de manera gratuita una máquina diésel, de refuerzo, obligatoria para salir a la vía general. A mayores, con este acuerdo, las revisiones y cierto mantenimiento han sido realizados por Alsa.
El tren de los niños
El vocal del taller de reparación de la Asociación Venteña del Ferrocarril, Ángel Vielva, relata la utilidad de la réplica de la Verraco, en un pequeño tamaño, pero que “funciona de la misma manera”, al tirar de varios vagones en los que se montan pequeños y mayores para completar un recorrido temático, a partir de unas vías de tren, construido en el entorno de La Briquetera y del Museo del Ferrocarril de Venta de Baños.
Dicha máquina comenzó a construirse “hace diez años hasta su finalización”, tras el diseño completo realizado por el compañero de 87 años de la asociación, Emilio López. Una proyección de tal manera que “todos los elementos de la misma están calculados a la milésima, con unos ajustes muy determinados”. “No está montada de cualquier manera”, comenta.
A pesar de tener un tamaño reducido, funciona con carbón, que “se introduce por un trampilla que posee, para así calentar el agua y conseguir que se mueva, con tres vagones enganchados a la máquina”. Aun así, añade que poseen otra más, pero diésel, para complementar la actividad en el circuito ferroviario.