'En busca del descanso'
La búsqueda de un colchón da pie a nuestra colaboradora a comentar la saturación consumista que nos ahoga
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Algeciras
Tengo una amiga que anda estos días muy atareada buscando un colchón para su peque, y a veces, escuchándola, me da la impresión de esa búsqueda se está convirtiendo para ella en un sinvivir, porque la oferta es tan amplia, y la gama de precios tan variopinta, que parece que le va a resultar francamente difícil llegar a tener la sensación, cuando todo este periplo termine, de haber tomado la decisión correcta.
Y no es que yo no me tome en serio su preocupación, ni mucho menos. Es sólo que en ocasiones como ésta no puedo evitar preguntarme hasta qué punto nos satura, y nos angustia, a quienes tenemos la suerte de vivir en la parte privilegiada del planeta, el continuo bombardeo consumista de catálogos, novedades, ofertas e innumerables opciones que existe para cualquier cosa, siempre que el verbo "comprar" esté implicado en el asunto.
Hace un puñado de años, cuando una era jovencita, los colchones eran todos de muelles, y los había de tres tipos: duros, medios y blandos. Y duraban lo que duraban... O sea, hasta que nuestros padres podían comprar otro. Y ahí dormíamos tan felices, ajenos a las preocupaciones del futuro, que, aunque ninguna publicidad lo diga, es como mejor se duerme.
Nuestros padres, la mayoría de ellos con una infancia en blanco y negro más apretada que la nuestra, jamás imaginaron que algún día casi que habría que hacer un Máster para saber elegir entre la viscoelástica y el látex, o para encontrar la almohada ideal en la que dar vueltas y vueltas, en las noches de insomnio, a las verdaderas inquietudes de la vida.
Será que últimamente piso poco los centros comerciales, pero cada día estoy más convencida de que estamos perdiendo, como sociedad, la capacidad de darle la importancia justa a las cosas. Porque mi amiga es funcionaria, se lo ganó a pulso con mucho estudio y sacrificio, y le va razonablemente bien... Y me alegro mucho por ella. Lamentablemente, yo, como ustedes, conozco también a gente que se conformaría, simplemente, con poder dormir por las noches, sin que le quiten el sueño los impuestos abusivos, los recibos impagados, las empresas que echan gente a la calle mientras presumen de beneficios, los sueldos y las pensiones de miseria, el futuro incierto y sin certezas.
Y hay situaciones mucho peores, ya lo sé... Pero aquí, entre nosotros, aunque a veces parezcan invisibles, hay personas que darían lo que fuera simplemente por eso, por poder dormir, aunque fuera en el suelo.