La ULL estudia el impacto del agua desalada sobre el cultivo del plátano
El estudio se desarrolla en el municipio de Buenavista del Norte
La desalación de las aguas merma la calidad de los suelos de cultivo
Santa Cruz de Tenerife
La falta de lluvia en las Islas lleva a plantear alternativas como las desaladoras. Domingo Sáenz, ingeniero agrícola de la ULL, explica que estas no se usan solo para el agua del océano. Así, la desalinización se está convirtiendo en una práctica habitual en los procesos relativos a acuíferos y pozos. Esto se debe a que no hay suficientes precipitaciones para “limpiar” el exceso de sales que segregan los suelos volcánicos del Archipiélago.
Sin embargo, el ingeniero expone que este proceso resta importantes nutrientes y elementos para el suelo. Por ello, “se deberían de añadir después de que el agua haya pasado por la desaladora”. Además, destaca que el agua insular presenta en torno a 2 o 3 gramos de sal por litro, frente a los 34 gramos de la oceánica. Esto explica el alto coste de las desaladoras marinas, dada la gran cantidad a extraer de este elemento.
Saenz participa en un proyecto en Buenavista del Norte para definir qué cantidad de sal soportan las plataneras. La iniciativa tiene como fin optimizar las desaladoras a las necesidades de este cultivo. Ello permite tener una idea clara del nivel de desalinización para que la planta esté sana, ya que cuanto mayor sea la cantidad de sales a extraer, más elevado es el coste de este proceso.