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Eutanasia

"Muchas personas consultan si van a tener posibilidad de ejercer su derecho a dirigir su muerte"

Aumentan en Aragón las peticiones de personas que quieren regular el final de su vida. 10.226 personas han hecho su testamento de voluntades; de ellas, 400 piden poder acogerse a la eutanasia si se encuentran en situación terminal

Eutanasia / GETTY IMAGES

Eutanasia

Zaragoza

Aumentan en Aragón las peticiones de personas que quieren regular el final de su vida. La tramitación de la Ley de Eutanasia en el Congreso de los Diputados ha multiplicado las consultas de ciudadanos y también, la explícita petición en el testamento de voluntades anticipadas que ha pasado del 5 % de 2013 al 11,5 % en 2019.

También la Asociación Derecho a Morir Dignamente percibe esta inquietud. Los casos que atienden han aumentando hasta alcanzar las 10 o 12 consultas mensuales y cada vez son más los que reclaman su derecho y lo reflejan en su testamento vital.

Ana Sesé, jefa del Servicio de Garantías en el ejercicio de los Derechos del Usuario del Departamento de Sanidad del Gobierno de Aragón, ha explicado que "ha habido un incremento importante en cuanto al número de personas que hacen esa declaración". En 2013, "fueron un 4,7% de los que hicieron el documento de voluntades los que hicieron ese comentario; sin embargo, en 2019 han sido un 11,42%",

10.226 personas han hecho su testamento de voluntades; de ellas, 400 piden poder acogerse a la eutanasia si se encuentran en situación terminal. Según José Luis Trasobares, portavoz de Derecho a la Muerte Digna, la preocupación de los ciudadanos es evidente. 

"Si cada vez hay más gente que nos consulta  es porque hay una inquietud en la sociedad; no es cierto que a la gente le traiga sin cuidado y a la gente que ya ha visto morir a un familiar, a un ser querido y ha quedado en shock al ver las peores versiones de la muerte de las personas", remarca.

Casos dramáticos

La falta de regulación ha hecho que Aragón haya vivido casos dramáticos; vivencias dolorosas y personales que han terminado en las páginas de sucesos, "como en el barrio de Las Fuentes de Zaragoza, donde un hijo ayudó a morir a su madre poniéndole una bolsa de plástico en la cabeza, que fue reconocido que se trató de un crimen de voluntad eutanásica", recuerda Trasobares.

O "una pareja de profesionales de la medicina que decidió morir voluntariamente y disponían de los recursos para hacerlo porque estaban ya muy mayores y arrastrando enfermedades graves en una situación de dependencia y sufrimiento y, por su propia voluntad, pusieron fin a su vida".

Enfermedades neurodegenerativas, enfermedades incurables y dolorosas motivan esta inquietud. "La gente consulta, en muchas ocasiones, para saber a qué atenerse; muchas personas consultan saber si van a tener posibilidad de ejercer su derecho a dirigir su muerte, a evitar los últimos estadios de una enfermedad irreversible, dolorosa y terrible", remarca. 

Trasobares subraya que la ley que se va a tramitar no obliga a nada, solo regula un derecho y lo hace con el informe de dos médicos independientes y con comisiones de control.

 
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