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Segunda fase de murgas adultas | La crónica

Sinfonía mamel y reencuentro trónico

Los de Xerach Casanova brindan una gran actuación incluso con dos temas difíciles de digerir y los Diablos vuelven por sus fueros con crítica y humor

Los Mamelucos, en su presentación. / @SCEnCarnaval

Los Mamelucos, en su presentación.

Santa Cruz de Tenerife

Treinta minutos de reloj. Fue lo que tardó en comenzar y reventar la segunda fase del concurso de murgas adultas. Gracias a Los Mamelucos, que brindaron una actuación por encima del resto y en la que tenían mimado hasta el más mínimo detalle. Si en su segunda apuesta confrontaban expectativas contra realidad, hoy puede decirse que su realidad pulverizó muchas expectativas (aunque no convenciera a todos). Tal y como estaba previsto, el concurso 'mamel' marcó la preliminar del martes. Los otros protagonistas de la jornada fueron unos notables Diablos que vuelven por sus fueros. El regreso de su mejor versión es una excelente noticia para el género murguero.

Con Tras con Tras, MasQLocas y más tarde Chinchosos, la noche deparó tres de las actuaciones más grises que ha ofrecido la semana. Tampoco Ni Pico compró suficientes boletos para asegurarse su presencia en la final, aunque podría estar. Así que fue otra velada de contrastes. Cerró el muy feliz estreno de Los Trabachones, vistosos en presentación e interpretación. La gran revelación.

LOS MAMELUCOS. Actuaron tras la telonera Mamelones, orgullo de murga infantil y también con montaje musical de Xerach Casanova Cabrera. Es indiscutible el sello de su jefe en la evolución imparable del plantel de la Casa del Miedo, que ha alcanzado su cénit en voces. La banda sonora 'mamel' es impecable. Y cuando su sinfonía celestial ya parece imposible de superar, van y lo consiguen. Fue mágica su puesta en escena (lo que se escuchaba y lo que se veía sobre las tarimas) desde el minuto uno de actuación.

Con un absoluto cuidado del detalle, la forma en que encaran cada concurso honra al género murguero. Vaya por delante que Xerach ha crecido hasta en la manera de introducir los temas (ni punto de comparación con su primer año). En el "Y tú no lo sabías", ofrecen un amplio repertorio de informaciones desconocidas para el gran público. Una apuesta muy poco comercial -fue su gran lunar este martes- con asuntos inusuales en el certamen de murgas y despegados de lo que tal vez esperaba el auditorio. La superan con nota alta, potencia descomunal y perfección en la rima.

Les vino como anillo al dedo ser los que inauguraban la fase. Engancharon a un público ávido de letra y lo levantaron de sus asientos incluso con estrofas difíciles de asimilar y por momentos marcando impronta de su ideología. Dejaron momentos para visionar más veces (el de las señales de tráfico) y quedó la impresión de que gastaron dos balas que estaban concebidas para fase. Lo mejor y más comercial viene el viernes. Y ahí buscan el Primero en todo. Porque son la obsesión por la perfección... hecha murga.

TRAS CON TRAS. Vale que lo repetimos todos los años, pero conviene remarcarlo una vez más: su pasacalle enamora y es un monumento al Carnaval. Sin estar a un nivel óptimo en musicalidad, tenía buenas intenciones su 'tema tabú'. En él denuncian que el año pasado un miembro del jurado cambió su puntuación para dejarlas fuera. Fue el inicio de una canción que tenía algunas analogías con la primera de Mamelucos y que se fue apagando, igual que su actuación.

Se presentaban con la ilusión de parecerse a las mejores Tras con Tras, las que antaño llegaron a ser finalistas. Pero pronto agotaron toda opción de plantarse en el Recinto el viernes porque sus letras no tuvieron la profundidad ni la fuerza como para conectar. Mucho menos después de que el público se quedase saciado con la sobredosis de argumentos que les brindó Mamelucos. Se esperaba más del plantel de Melca Barrera, si bien hay que agradecerles el esfuerzo por lidiar con una murga escasa de componentes y sacarla adelante. De hecho, denunciaron que estos problemas -no ajenos a otros colectivos del Carnaval- pueden devorar a más grupos en el futuro.

MASQLOCAS. A favor de la murga de Tania debería pesar el factor 'expectativa'. De un grupo que no había aunado méritos en años anteriores para ser tenido en cuenta en las quinielas que se configuran antes del concurso, todo lo que fuese sorprender iba a ser un regalo (para ellas y para el público). Pero comenzaron pinchando en hueso con su canción sobre los 'enterados' y un pecado de difícil perdón: murga hablando de murgas... y por largo rato. Lo de contar que Diablos presentaba en la Plaza de España su disfraz hubiese estado bien si el concurso de murgas hubiera sido en diciembre.

Buena parte de su primer interpretación se convirtió en un ajuste de cuentas con letristas y murgueros que poco interesó a un público del que se desconectaron desde el inicio. El segundo tema pivotó sobre la transfobia con mejores intenciones que ejecución. Aburrieron.

DIABLOS LOCOS. La fase había tocado fondo cuando llegaron ellos, el batallón más trónico del Carnaval dispuesto a honrar su historia y a desterrar la leyenda urbana de que los cumpleaños redondos traen más disgustos que felicidad. Tras una espera que se hizo eterna (su actuación tardó en comenzar), enamoraron con un pasacalle que ya es patrimonio del concurso. Vinieron vestidos de un diablo que era también payaso. El atuendo, un espectáculo que apunta a Primero de Presentación.

Dirigidos en un tema por Masi Carvajal y en otro por su relevo Tomy, dejaron la impresión de que han regresado a su mejor versión. Llegaron al concurso armados con fichajes de sus tiempos gloriosos, lo cual se nota. Suenan como antes y a ello ayuda la selección musical que han hecho para su repertorio de este año.

Aunque por momentos pareciera que se desinflaba peligrosamente, su agencia de colocación de empleo (obra de Idafe González) deja golpes sensacionales. Luego, el corrector de wasap demuestra que son únicos en lo suyo. Se agradecen sus gotas de humor en un concurso que hasta entonces se había basado solo en la crítica. Los Diablos se parecieron a los mejores Diablos. Y fue un excepcional anticipo de lo que pueden depararnos el viernes.

NI PICO NI CORTO. Su presentación ya fue una declaración de intenciones. Salen a desquitarse del mal sabor de boca que dejaron en 2019, cuando comparecían como cabezas de serie y se quedaron lejos de gustar. Pero repiten inexplicablemente las mismas equivocaciones del año pasado y se complican seriamente su pase a la final.

Los de Carlos Estévanez abusan del humor sencillo y amable hasta hacerlo por momentos pueril. El hilo conductor del primer tema se desvanece con el paso de los minutos hasta conseguir que el público se pierda en un indescifrable jeroglífico. Llegaron al ecuador de su actuación sin levantar a los espectadores del asiento y sin un solo chispazo digno de destacar.

En el segundo mejoran ostensiblemente (no era difícil) y se proponen jugar con los efectos especiales: el primero el eco, que recordó a Los Bambones de la última final; y más tarde la recreación del cartel con un batiburrillo de personajes sobre la tarima. Les valió para acabar la actuación en trayectoria creciente pero con la sensación generalizada de que no es suficiente para pasar.

LOS CHINCHOSOS. Están en plena fase de reconstrucción de lo que un día fue una murga señera. Innovaron con su presentación a ritmo de chácaras con ADN 100% canario. "Con mis raíces fundidas, salitre, lava y volcán", cantaron antes de adentrarse en sus dos interpretaciones de concurso.

Las ganas de agradar que hubo en su puesta en escena no las encontramos luego en su primer tema, demasiado plano y sin la chispa necesaria para despuntar. Han iniciado un despegue que se presume lento para llegar al menos a soñar -como dice su desafinado pasacalle- con cotas mayores y finales venideras. Por lo pronto, la de este viernes queda descartada.

Un enorme precipicio separa el nombre de Chinchosos y lo que ofrecen sobre el escenario. A lo mejor deberían plantearse llamarse de otro modo. Le harían un gran favor a la marca y tal vez también a ellos mismos.

TRABACHONES. Feliz noticia la llegada de estos guerreros de Terracota, vistosos en su disfraz y también en la temática de su repertorio para fase. Mejoraron a su precuela Los Trabas, si es que puede establecerse tal comparación. Dirigidos por un muy curtido Yone Expósito -se estrenaba en una adulta-, actuaron ante un aforo huérfano por la fuga de muchos aficionados saciados tras ver a las grandes.

Fueron la gran revelación de estas dos noches. Confirmaron las altas expectativas que habían alimentado quienes habían ido a su local de ensayo. Cuidadas las dos letras, las voces, la selección musical y todo ello aderezado con un muy notable papel en la dirección.

Su primer tema es un repaso descomunal a un sinfín de temas que introducen los guerreros de Terracota, renacidos para comentarlo todo, hasta a los murgueros que 'rajan' por detrás al autor del cartel. El segundo corroboró la impresión inicial con un sentido reconocimiento a Javi Lemus y sus 'zeta zetas', que aparecieron por sorpresa sobre el escenario. Los Trabachones habían venido para quedarse... y para cruzar el umbral de las fases. Si el jurado decide que pasen, no será ninguna barbaridad. Más bien al contrario, será un acto de justicia murguera.

 

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