Burlonas y Bambones salvan la fase de las decepciones
Las de Adela y los de Primi superan con creces al resto de murgas y se ganan el derecho a soñar con todo en la final del viernes
Santa Cruz de Tenerife
Más decepciones que revelaciones. El estreno del concurso de murgas defraudó las expectativas y solo dos grupos plantaron los dos pies en la final del viernes: Burlonas y Bambones, que sobresalieron respecto al resto de planteles. En teoría la fase más larga iba a ser también la más reñida, pero La Traviata o Triqui Traques protagonizaron estruendosos e inesperados pinchazos. Trapaseros solo convenció a medias, así que habrá de esperar a las actuaciones del resto de preliminares para ver si supera el codiciado corte. Klandestinas y Diabólicas buscaban superarse a sí mismas y en algunas facetas lo consiguieron; la noche concluyó con un feliz regreso, el de Las Marchilongas, que dejaron atrás su año sabático y volvieron al escenario con toda la fuerza.
LA TRAVIATA. Fue la primera gran decepción del concurso. La murga toscalera estuvo muy por debajo de lo esperado. La flojera se notó tanto en voces como en letra en una noche donde casi nada les funcionó. Los de Josechu Álvarez presentaban la novedad en la dirección musical de Adrián Montes de Oca y quedó la sensación de que aún están adaptándose al cambio (tras muchos años con 'El Flaco' al frente). Por momentos sonaron desafinados y en otros ni se entendió lo que querían cantar.
Tal vez les pesó ser los primeros ante un público todavía frío. No lograron el efecto 'levantaplazas' en el primero con la aparición (un poco forzada) de los personajes del Carnaval, a los que quisieron redimir de una presunta deshonra en una Gala de Elección de la Reina. Conectaron más al cierre de su segunda canción, en la que abogaron por la unidad de las murgas con representación incluida de todas ellas, incluida la Fufa.
Si buscaban sorprender, no lo hicieron. De hecho, desde el principio de su interpretación parecía cantado que acabarían su primer tema con una alusión a los enfermos de Alzheimer... y así fue. En definitiva, no fue su mejor noche y recordaron la versión gris de la murga que naufragó en fase por dos años consecutivos. Una pena.
DIABÓLICAS. La mejor noticia para ellas fue el abismal estirón que han dado en la faceta musical. De la mano de Richard Casanova, parece que ya se han amoldado a su metodología y el resultado fue más que decente. Lástima que sus letras no acompañasen el trabajo ímprobo que han hecho para sonar tan bien.
Comenzaron su interpretación con un tema dedicado a los intocables, pero su hilo conductor se fue desinflando poco a poco. La letra era lineal y por momentos tediosa.
Más originalidad y frescura la hubo en la segunda canción, con firma de Airam Bazzocchi. Lo más destacable, su canto a la tolerancia en la que desfilan varios personajes y la murga remarca el cliché que los acompaña. Por ejemplo, criticaron que los discapacitados provoquen pena en los demás. Ya había advertido Laly Carvajal que su objetivo no era la final, sino superarse a sí mismas. Y Diabólicas lo logró con creces.
TRAPASEROS. Fue escucharse los primeros compases de la murga realejera por antonomasia y detectarse que algo había cambiado (para mal). Era la ausencia de Julio Alexis, sustituido por Josito, cuya fórmula no les funcionó. La musicalidad del plantel de Juanca era diferente y sus componentes hallaron problemas para ajustarse al relevo. Ahora bien, la fuerza y la garra del grupo suplió las dificultades, que no fueron pocas durante los 30 minutos de actuación.
Trapaseros aprovechó que la fase había sido plana hasta que ellos llegaron e hizo despegar el concurso gracias a las letras de Ragüel Chávez y Emilio Romero. Aportaron originalidad, que se agradece; y algunos buenos golpes de humor. En su primer tema se aferran a las siglas (aunque se despegaron de ellas un buen rato para volver al final) y en el segundo bajan y suben un telón que les vale de hilo conductor para jugar a las películas. Les penalizó tanto desorden, pero la brillante idea puede valer un pasaporte a la final.
Un detalle: cuando cantaron al cartel del Carnaval lo hicieron con la misma música y frase que en el celebérrimo tema de Bambones. Guiño o genialidad, lástima que el tema tuviera tantos picos como valles.
TRIQUI TRAQUES. La renovación producida en las filas de la histórica Triquis había trazado unas altisimas expectativas que los otrora genios del humor no cumplieron ni por asomo. Fue desconcertante su primera canción, de una temática más propia de una coral que de una murga: "tengo prisa por lavar una lechuga" (¿?). Les faltó pegada y crítica mientras apelaban a la responsabilidad colectiva en el deterioro del planeta. No pareció el marco más idóneo para iniciar su participación en concurso, que muy probablemente acabó este lunes.
Luego buscaron mejor suerte por la vía del humor vestidos del narco Pablo Escobar. Pero tardaron una eternidad en arrancar, no conectaron con la grada y el aburrimiento, lejos de disiparse, trazó trayectoria creciente. Fueron otra de las grandes decepciones de la noche, pues en voces tampoco estuvieron afortunados. El relanzamiento de los Triquis -de la mano de Otero y Javi Plata- se quedó solo en un intento. Más componentes, pero menos fuerza. Tuvieron que interrumpir su despedida de forma abrupta para sortear la descalificación por pasarse de tiempo.
BURLONAS. Valió la pena esperar hasta la medianoche para escuchar a una murga grande y con mayúsculas. El grupo de Adela Peña firmó una actuación sensacional, pero esta vez con la promesa (veremos si se cumple) de que han dejado lo mejor para la final. Si así es, el viernes podrán opositar a todo.
Burlonas se ha ganado con creces el apelativo de 'murga grande', de esas a las que el público espera y se sienta para oír con atención.Otra fase más (y ya van unas cuantas) comparecieron con dos temas magníficos, ambos tejidos de menos a más. En el primero demuestran su gusto por la buena documentación, los argumentos contundentes y los temas espinosos; en el segundo dividen la murga en dos y se hacen más comerciales. Incluso desde un recurso tantas veces utilizado como fraccionar el grupo en mitades se valen de una letra deliciosa para engrandecerse sobre el escenario y enamorar al auditorio. Pero ahí lo mejor estaba aún por venir y el final que brindan al público es sencillamente apoteósico. A capella cantan por la igualdad y en favor de los colectivos LGTBI. Una delicia.
En el más difícil todavía, las de Adela aderezaron dos 'letrones' con una exquisita musicalidad, una puesta en escena elegante y unas voces que sonaron como un cañón. Así que en la final estarán seguro. Y probablemente con puntuación sobresaliente.
KLANDESTINAS. Hubo efecto 'sandwich' para las de Cintia Prendes, que fueron engullidas por el regusto dulce de Burlonas (que dejó al público saciado) y la larga espera para oír a Bambones, una de las grandes del concurso. Así que les costó un mundo enamorar a la grada, que permaneció casi impasible a la ejecución de sus dos temas en concurso.
El sexto plantel de la noche exhibió mucha fuerza y buena afinación en la interpretación del par de ideas que les brindó su letrista de cabecera, Javi Pechi. Dedican una canción entera a la sanidad y afilan su crítica al cierre del tema para arremeter contra los 'enchufes' en las oposiciones. Acompañaron su 'Sanidad humanizada' -que así lo titularon- con la presencia sobre las tarimas de enfermos y enfermeros. No hacía falta.
En su afán por dar una nueva vuelta de tuerca a su actuación llegan a raparse en vivo... para luego defender a capa y espada la esencia de la letra. Una contradicción. Los casi diez minutos de su segunda canción los emplean en viajar hasta la Casa del Carnaval pero se entretienen hablando de asuntos murgueros sin interés para el gran público. Otra vez más optaron por llenar el escenario de figurantes al subir a Los Retorciditos. Fue un sí, pero no.
BAMBONES. No fue una actuación sublime pero sí de corte muy 'bambón'. Los de Primi pusieron sobre la mesa todas las cartas que les han hecho murga grande: fina ironía, crítica contundente, exquisita selección musical... Y por si fuera poco aderezaron sus temas con gotas de humor, que falta hacía en una noche llena de sopor; y añadieron grandes dosis de emoción, bien presente desde el momento de su salida al escenario como también en los momentos del primer tema donde recordaron a los que ya no están.
Algunos problemas de vocalización hicieron ininteligibles algunos tramos de su letra inicial, que venía cargada de argumentos. Y de momentos geniales como la crítica al cartel del Carnaval, obra de su componente Javi Nóbrega. Luego, su carta de despedida a Coalición Canaria también dejó segmentos para escuchar con atención (porque sacaron punta a todo).
Sin ganarse una matrícula de honor 'cum laude' como en algunas fases de antaño, sí dejaron la impronta de Bambones a su paso por el escenario y, con lo mejor de su repertorio aún por descorchar, demostraron que el viernes pueden aspirar a todo. Los de El Cardonal ya tienen más que enterrado su 'annus horribilis' (2018) y el Tercero del pasado año ha sido un impulso inmenso. Su alcance lo sabremos el viernes.
MARCHILONGAS. El cierre de la primera fase tenía reservada una excepcional noticia para el concurso... y para el Carnaval. Era el feliz retorno de una murga señera como Las Marchilongas, que empuñaron sobre las tablas del Recinto el trabajo incomensurable de varios meses, una notable afinación y dos letras entretenidas para dejar buenas sensaciones. No lo tuvieron fácil porque actuaban las últimas y justo después de Bambones, lo cual obligó a mantenerse sobre el escenario a Julio Alexis Fernández, director musical de ambos planteles.
Quedó la sensación de que quemaron sus mejores naves en fase -como es lógico después de un año sabático- y aún así es improbable que les dé para pasar, pero pueden quedarse más que satisfechas las 'Marchis' con una noche que concibieron para el disfrute. La del lunes de febrero que volvieron para abrazar su concurso. Lo hicieron bajo la dirección de la ex 'pita pitos' Sofía Gómez. Una bocanada de aire fresco al frente de una auténtica institución del Carnaval.