Prostitución banal
Postdata Noa de la Torre (31-01-2020)
01:19
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Valencia
Sábado por la noche. De madrugada. Un grupo de treintañeros se dispone a entrar en un club de alterne. Es decir, un puticlub de toda la vida. Están de despedida y todos -novios, maridos y padres ejemplares- han coincidido en que es un buen plan.
Dentro se unirán a los habituales, hombres de cierta edad que tutean y llaman por su nombre a las chicas. Muchos no tendrán sexo con ninguna mujer pero las manosearán en el striptease o en la barra como si fuesen suyas.
La banalización y la normalización de la prostitución están más que instaladas en nuestra sociedad. Vemos normal que las despedidas de soltero acaben en un prostíbulo o que algunas carreteras sean supermercados del sexo de pago. Muchos hombres ni siquiera se plantean que están pagando por acostarse con una mujer explotada. Contra su voluntad o por obligación económica, da igual.
La apuesta del Consell por abolir la prostitución abre un debate muy necesario, pues otras voces apuestan, en cambio, por la regulación. La reflexión, en todo caso, hay que hacerla. Porque es evidente que la actual situación de alegalidad no puede continuar. Los poderes públicos deben abordar el asunto. Lo contrario es cerrar los ojos a una enfermedad social.
