Jesús Santamaría: "Sin excusas"

Zaragoza

Anda el personal indignado con la creación del nuevo ministerio de Universidades, que se ha separado del de Ciencia e Innovación sólo para poder dar un asiento extra a Podemos en el Consejo de Ministros. No voy a repetir aquí los sólidos argumentos que demuestran que es absurdo separar Universidad e Investigación cuando dos tercios de la investigación española ocurre en las universidades, y cuando una parte importantísima de la enseñanza universitaria, –el doctorado-, tiene por objeto precisamente formar investigadores.

Permítanme, sin embargo, fijarme en el único aspecto positivo que encuentro en la separación: Tener un ministerio dedicado en exclusiva puede ser una oportunidad de oro para llevar a cabo la profunda reforma que la universidad española necesita con urgencia.

No exagero en absoluto. España no tiene ni una sola universidad en el top 100 mundial, cuando otros países con menor peso económico tienen varios representantes, por ejemplo las tres universidades suecas o las dos de Bélgica en esa lista. La universidad española se encuentra asfixiada por la burocracia, y en los últimos años se ha visto zarandeada por escándalos de corrupción que han saltado a la prensa. La mitad de nuestros profesores universitarios investiga poco o nada, somos incapaces de competir por captar talento y la endogamia sigue siendo la norma, a pesar de vivir en un mundo globalizado.

El ministro Castells sin duda es consciente de todo esto, y sus credenciales personales le convierten a priori en un buen candidato para abordar estos problemas. No tiene otras competencias que le distraigan. Esta vez no hay excusas.