Memoria y justicia

La opinión de Juan Miguel Alonso
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León
Estos días el azar me ha llevado hasta el hayedo de LLombera, donde el rojo empieza a incendiar la montaña poco a poco, como una llama que se extiende ante los ojos en todos los tonos del fuego. Bajo los pies crepita un manto de hojas que alfombran los pasos e invita a adentrase en esa maravilla silenciosa que anida en nuestros bosques.
En un descanso del paseo, he salido a un claro que mira al pueblo y el viento me ha traído el recuerdo de la desgracia. Ahí al lado, entre tanta belleza y vida, perdieron la suya seis jóvenes mineros en el Pozo Emilio. Ayer hizo justamente seis años.
Fue la última tragedia de una minería que ya agonizaba, y que dejó en medio de una galería eterna la vida de seis hombres, de sus mujeres, de sus hijos y de sus familias que meten cada día la mano en esa herida sin fondo.
Una llaga que aún sangra por la incapacidad para comprender, por el dolor ante la inesperada puñalada, y también, ante la lentitud exasperante e incomprensible de la justicia , que seis años después aún no ha juzgado los hechos ni a sus responsables.
Hay dudas más que razonables sobre la responsabilidad de la empresa, sobre la falta de medidas de seguridad y sobre la diligencia de los patronos ante los reiterados avisos que los trabajadores habían dado. Nada va a devolver ya la vida a Carlos, Manuel, Antonio ,Orlando, Roberto y José Luis , pero su memoria no merece el desdén de estos togados , látigo veloz de los que amenazan la unidad de la patria, y tan flojos cuando lo que se juzga es la muerte de seis obreros en un tajo.