Emociones fuertes en la carretera de Alicante
Escucha el 'micromentario' del catedrático de Literatura para el programa Hoy por hoy
Murcia
Carretera de Alicante, por Pepe Belmonte
Micromentario / Pepe Belmonte (21-10-19)
02:37
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Si a ustedes les gustan las emociones fuertes –al margen de lo que ya les sucede en casa y en la calle, que no es poco–, háganme caso y vénganse a la carretera de Alicante. A la de toda la vida. A ese tramo comprendido entre la antigua gasolinera de las Atalayas y el pueblo de Monteagudo. Tres o cuatro kilómetros emocionantes, repletos de aventuras en donde nos puede suceder de todo.
En esta zona campa a sus anchas eso que se ha dado en llamar la "Ley de la Selva", en donde cada uno hace lo que se le antoja, en donde, ante la ausencia, de manera sistemática, de fuerza pública y de policía local, se producen, a cualquier hora del día, las infracciones más graves e inverosímiles.
De entrada, muy cerca de Zarandona, se encuentra la llamada Rotonda de los Poetas, probablemente la más horrible de todas cuantas existen en Murcia. Allí, en las horas punta, se producen unos atascos increíbles hasta el punto de que la gente se juega la vida para poder acceder al carril que le corresponde.
Los carritos del Carrefour o de Mercadona, repletos de chatarra, y conducidos por personas que ignoran por completo las indicaciones del tráfico, cruzan a su antojo la carretera, haciendo caso omiso a los semáforos.
Los automóviles realizan giros prohibidos a todas horas, pasándose por el forro la raya continua pintada en la carretera.
Y más tarde, cuando parece que todo está en calma, comienzan las carreras de motos: jóvenes, y no tan jóvenes, que quieren poner a prueba sus vehículos para poder competir en un futuro inmediato con Marc Márquez, el campeón del mundo de moto GP.
Otros, no menos listos, como los camiones de gran tonelaje que van cargados hasta arriba de vehículos nuevos destinados a los concesionarios de la zona, se paran a su antojo en medio de la carretera. Recordemos que se trata de una Red Nacional en donde a cualquiera de nosotros nos podrían sancionar por estacionar un solo minuto.
Como el asunto parece definitivamente dejado de la mano de Dios y de los hombres que tienen responsabilidad en ello, ya puestos propongo que en esa zona antes indicada se lleve a cabo un parque temático donde se reúnan éstos y el resto de peligros para enseñarles a los niños lo que no se debe hacer jamás.
O bien que en este escenario, tan particular y único, se ruede una próxima entrega de Mad Max. El espacio es el ideal, sin necesidad de modificarlo demasiado.
Sería de "pel-las", que diría nuestro añorado paisano Paco Rabal.