El Cristo Crucificado de Pedro Berruguete encabeza las obras cedidas por la Diputación al Museo Diocesano
Esta pieza, un óleo sobre tabla de 191x136 cm, encomendada, según se cree, por fray Tomás de Torquemada a Pedro Berruguete, data de entre los años 1490 a 1493
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El presidente de la Diputación y el vicario General, Ángel Galindo, en el momento de la firma de la cesión de obras de arte al Museo Diocesano / Radio Segovia
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Segovia
Miguel Ángel de Vicente, presidente de la Diputación, y el vicario general, Ángel Galindo, en representación del Obispado, han firmado el acuerdo por el que ambas instituciones se comprometen a la cesión temporal y la consecuente exhibición de más de una treintena de obras, propiedad de la Diputación, en el Museo Diocesano Splendor Fidei. Entre las obras destaca el ‘Cristo crucificado’ de Pedro Berruguete, valorada en 1.200.000 euros y hallada en 1965 en un desván del antiguo convento de Santa Cruz.
Esta pieza, un óleo sobre tabla de 191x136 cm, encomendada, según se cree, por fray Tomás de Torquemada a Pedro Berruguete, data de entre los años 1490 a 1493 y constituía la parte central de un retablo en el que figuraban también otras cuatro obras menores: ‘Santo Domingo de Guzmán penitente’, ‘Santa Catalina de Siena’, ‘Fraile en meditación’ y ‘Ángel con las armas de la orden’.
Para Miguel Ángel de Vicente, el hecho de que una pieza de esta importancia, que ya fue expuesta en el Museo Provincial, “pueda ejercer de reclamo para el Museo Diocesano supone una alegría para la Diputación, ya que gracias a la buena sintonía con el Obispado podemos mostrar a segovianos y foráneos parte de una colección que, de otra manera, sería complicado exhibir; además, estamos convencidos de que este Palacio Episcopal es el lugar idóneo para exponer, tanto esta obra como las otras treinta y ocho restantes, y sabemos que aquí van estar bien cuidadas y bien mostradas”. “Los trabajos de restauración que se han realizado con la mayoría de ellas son dignos de ser puestos en conocimiento del público; además, consideramos que la exposición de estas piezas es también una manera de contribuir a su conservación y su mantenimiento en buen estado”, añadía el presidente de la Diputación, quien al mismo tiempo agradecía “la generosidad de aquellas personas de los municipios y las parroquias de la provincia donde se encontraban algunas de estas piezas, ya que al permitir su traslado hasta aquí contribuyen a que se pueda mostrar de forma conjunta el gran patrimonio que reside en los pueblos de nuestra provincia”.
Aunque el 'Cristo crucificado' de Berruguete encabeza la selección de obras prestadas por la institución provincial al Museo Diocesano, ubicado en la Plaza de San Esteban, hay otras de similar importancia que también se encontraban bajo tutela del Museo Provincial y que pueden ser ya contempladas en el Museo Diocesano por los visitantes, como la Arqueta de San Corbalán, una de las joyas tardogóticas del patrimonio artístico segoviano, que custodiaba los restos del que fuera nombrado por Santo Domingo primer prior del Convento de Santa Cruz; el ‘Cristo atado a la columna', madera tallada y policromada atribuida al escultor hispalense Pedro Millán y sobre la que aún existen dudas sobre cómo llegó a Segovia; o el retablo de Santa Marta, obra renacentista en la que se representan distintos santos en terrazas, sin una exacta continuidad y con la destacada presencia de tres devotos donantes, y que habría sido realizada por el llamado Maestro de la Adoración de los Magos.
Junto a ellas, fruto de este acuerdo, también se muestra otra treintena de objetos, lienzos y esculturas fechadas en los siglos XVI, XVII y XVIII adjudicadas tanto a autores anónimos como a otros como Diego de Olmedo, Juan Bautista Bru o Pedro de Bolduque, además de una serie de candelabros y niños para adorar del siglo XIX.
En principio, el compromiso de cesión de todas estas obras, que comenzó a fraguarse a finales de 2018, permitirá que estas piezas sean expuestas en el Museo Diocesano a lo largo de los próximos cinco años, con la opción de que el acuerdo vaya prorrogándose de forma automática durante el mismo periodo, si no se produjese ningún contratiempo.