Víctor Bravo niega todos los hechos por los que se le acusa
Este martes ha comenzado el juicio del fue director de Hacienda en Gipuzkoa en el que se enfrenta a 9 años de carcel por tres delitos de fraude fiscal
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EFE
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San Sebastián
Altivo, y encarándose con la prensa. Así llegaba Victor Bravo, el que fuera director de la Hacienda de Gipuzkoa, a los juzgados de Atotxa donde esta mañana ha comenzado el juicio en el que se enfrenta a 9 años de cárcel por tres delitos de fraude fiscal.
Se le acusa de defraudar casi dos millones de euros a las arcas públicas, valiéndose de sus conocimientos como director de Hacienda, al ayudar a la empresa catalana Glass Costa Este Salou, de la que era socio, a fingir que tenía su sede social en el territorio para acogerse a mayores beneficios fiscales. Entre ellos, el de las SPE, Sociedad de Promoción de Empresas, una figura que no existía en el resto del Estado.
Bravo, que se defiende a sí mismo en el juicio, ha tenido que quitarse la toga y subir al estrado de los acusados para declarar. Ha dicho desconocer por qué se le juzga, ha negado cualquier participación en la gestión de la empresa, solo acudía, ha dicho, a "reuniones anuales del Consejo para aprobar las cuentas".
Ha defendido también su inocencia en cuanto a la Orden Foral, que se emitió en 2002, para posibilitar a Glass Costa que se adheriera a ese régimen especial de beneficios fiscales, orden que, según él, "nunca firmó".
Ha insistido además en la amistad que mantiene con el otro acusado, Fernando Gonzalez. Amistad por la que este, administrador de la empresa, vivía en su casa.
La fiscalía pide para él 6 años de cárcel, que la abogacía del estado eleva a 9, y le reclama cuatro millones y medio de euros en concepto de multas e indemnizaciones al fisco.