'La Cumbre de mi niñez'
Comentario inicial de David Perdomo, en el 'Hoy por Hoy Canarias' del 20 de agosto.
Comentario David Perdomo: "La cumbre de mi niñez"
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Las Palmas de Gran Canaria
Cuando era un niño subir a la cumbre de Gran Canaria era toda una aventura. Un viaje, normalmente con la familia, donde la naturaleza era la reina. Mi vista se llenaba de verde, mi olfato de flores y mis oídos escuchaban vida. Hoy mis sentidos no reconocerían ese lugar que me robó el corazón antes incluso de tener uso de razón.
Hoy en la cumbre de Gran Canaria lo que se escucha volar no son sus pájaros sino 4 hidroaviones. Ya no es tan verde como cuando era pequeño. Ahora ya no huele tanto a pino, ni a brezo, ni a acebiño. Hoy la cumbre de Gran Canaria agoniza pero lucha por seguir siendo ese paraíso en mitad del Atlántico.
El viento de la Cumbre, que ha marcado el carácter de sus vecinos y vecinas, arrastra hoy humo y cenizas. Empuja un incendio que arrasa el pulmón de Gran Canaria y con uno de nuestros pocos espacios verdes con los que cuenta el Archipiélago. El fuego nos ha hecho mucho daño pero no ha conseguido dañar ni lo más mínimo algo que consigue unirnos: el amor que sentimos por nuestra cumbre.
El incendio ha ennegrecido el verdor del centro de Gran Canaria. Pero por mucho calor, viento o falta de humedad que haya no quemará la solidaridad que brota entre los canarios cuando estamos de capa caída. Ni tampoco esa sensación que nos produce ver el Roque Nublo de cerca, ni esa impresionante vista del Teide, ni la paz que nos dan nuestros barrancos. Tampoco nos quitará las ganas de seguir defendiendo nuestra tierra, pidiendo responsabilidades a quienes le hacen daño o a quienes no saben protegerla. Hoy la cumbre de Gran Canaria no es la misma que veía de niño pero el fuego no ha conseguido que cambie ni un ápice lo que siento por ella.