Las falsas promesas del Nuevo Mestalla
Hasta un total de cuatro proyectos, con Juan Soler, Manuel Llorente, Amadeo Salvo y Anil Murthy en la presidencia, se han presentado desde que se aprobara el primero en 2006; y ninguno de ellos ha fructificado porque las obras están paradas desde 2009
Valencia
El Nuevo Mestalla sigue estancado. Desde que se aprobara el proyecto el 11 de noviembre de 2006 y se paralizaran las obras el 25 de febrero de 2009, el que iba a ser el nuevo estadio del Valencia en 2009, además del anfitrión de la final de la Champions League en 2011, se ha convertido en un bloque de hormigón sin utilidad. Han sido muchos los rediseños (cuatro, exactamente) realizados sobre el proyecto del campo con la llegada de nuevos presidentes, pero no ha habido avance alguno desde 2009.
Han pasado 13 años desde que se presentara el primer proyecto del Nuevo Mestalla y han sido muchos los dirigentes del Valencia que han hablado de fechas de reinicio de las obras y de plazos de finalización. El que más veces lo ha hecho en los últimos años es Anil Murthy. El presidente lanzó, sin que nadie lo esperara y sin que hubiese detrás un respaldo económico para acometerlo, un boceto de 'su' nuevo Mestalla. Era octubre de 2017. Y unos meses después, en mayo de 2018, al presentar el acuerdo con Deloitte -venta del viejo Mestalla y consiguiente reanudación del nuevo- Murthy fue más allá fijando 2021 como fecha para acabar el nuevo estadio. Después, en junio de 2019, con la operación 'Acequia de Mestalla' en marcha previó la reanudación de las obras en verano de 2020. Pero nada de nada. Así, llegados a este punto, es un buen momento para repasar la historia de esta obra que arrancó un caluroso día de agosto de 2007 y que 12 años después sigue a medio construir, con los cuatro rediseños que ha sufrido y las promesas incumplidas de reanudación de obras.
La historia del Nuevo Mestalla dio comienzo el 5 de octubre de 2004, cuando Juan Soler tomó asiento en la presidencia del club, tras la dimisión de Jaume Ortí. Con su llegada, destacó que el Valencia iba a despertar recelos en los otros grandes clubes de España. "Vamos a eliminar la deuda histórica del club (120 millones) y no tendremos que pagar 9,5 millones anuales de intereses", afirmó Soler convencido.
El, por aquel momento, presidente del Valencia confiaba en dar un par de "pelotazos" urbanísticos que le iban a proporcionar 600 millones con los que liquidar los débitos. Y, para ello, contó con el beneplácito de la Generalitat y Ayuntamiento de Valencia para la recalificación de unos terrenos rústicos para construir viviendas y una nueva ciudad deportiva en Riba-roja, además de la recalificación del viejo Mestalla para levantar torres y pagarse el nuevo estadio.
Sin embargo, todo aquello no fue suficiente, por lo que Soler solicitó un crédito de 120 millones, disparando los gastos e incrementado la deuda hasta 165 millones, maquillada por los beneficios de la recalificación de Riba-roja, lo que le obligó a admitir que la entidad tendría un déficit anual de 30 millones hasta el año 2009, cuando -según el proyecto de aprobado en noviembre de 2006 (primero)- estaría acabado el estadio.
Con las obras empezadas el 1 de agosto de 2007 y el objetivo de acoger la final de la Liga de Campeones en mayo de 2011 definido, no había margen de error, en lo que a los plazos se refiere, ya que existía la exigencia de que el recinto deportivo estuviera concluido con dos años de antelación. Y las sensaciones eran positivas. Así lo explicaba Alejandro Escribano, arquitecto asesor del Valencia: "En Alemania o Gran Bretaña, una obra de estas características no estaría concluida en menos de tres años. Aquí, en cambio, la obra del estadio más la de aparcamiento puede estar finalizada en dos años cortitos".
Pese a ello, esos "dos años cortitos" se han convertido en 12 interminables. Con la salida de Juan Soler del Valencia en marzo de 2008 y el frenazo de las obras el 25 de febrero de 2009, debido a la crisis y deudas del club, la construcción del Nuevo Mestalla se paralizó. Ante esta situación, el Valencia se vio obligado a negociar con la UTE constructora -integrada por FCC y Bertolín-, a la que debía una cifra de mensualidades importante, un calendario de pagos, lo que atrasó todo el proceso.
El 8 de junio de 2009, Bancaja designa a Manuel Llorente como nuevo presidente para buscar la viabilidad económica del club, aunque la situación económica del Valencia era tan complicada que, para evitar la ley concursal (antigua suspensión de pagos), resultaba necesario acometer una ampliación de capital de 92 millones de euros. Y se llevó a cabo, recaudando mediante los pequeños accionistas el 20% del capital total.
Llorente se puso manos a la obra, nunca mejor dicho, para intentar acabar el estadio. Trabajó junto a Bancaja en el proyecto Newcoval, que implicaba la venta de las parcelas del viejo Mestalla a cambio de sanear las cuentas de la SAD y conseguir un nuevo crédito para acabar el recinto de Corts Valencianes. De este modo, el proyecto para acabar el estadio quedaba en manos de Aedifica, socio de Bancaja Habitat, que eliminaba muchos lujos del estadio y el principal cambio se proyectaba sobre la cubierta. Una piel de acero y madera, que ahora pasaba a ser de vidrio azul. Pero aquel proyecto (segundo) tampoco llegó a fructificar.
Manuel Llorente también contó con la ayuda de las administraciones para intentar acabar el campo, como demuestra el plan Valencia Dinamiza, aprobado por la Generalitat Valenciana. Gracias a este, el Valencia conseguía tener vía libre para acabar el nuevo estadio y vender las parcelas del viejo Mestalla con todos los beneficios administrativos que le concedía una ATE (Actuación Territorial Estratégica), siempre que cumpliera los plazos establecidos.
Tan esperanzados estaban en terminar el estadio el Valencia y las administraciones que el club se lanzó a pronunciar el 29 de junio de 2012 en una nota de prensa pública este elevado optimismo. Aquí la pueden ver.
El 14 de noviembre de 2013, tras la dimisión de Llorente y la llegada de Amadeo Salvo al nuevo Consejo de Administración del Valencia, se presentó el nuevo proyecto de Mestalla (tercero) con el protagonismo del arquitecto Mark Fenwick. El responsable del proyecto original de 2006 afirmó que ya se habían invertido 98 millones de euros y que harían falta cerca de 160 para terminarlo, pero una vez aplicadas estas modificaciones (por valor de 60 millones) la cuantía que haría falta para terminar el estadio estaría en torno a los 100 millones, algo que en palabras de Fenwick era "muy económico". Asimismo, no faltaron las frases rimbombantes: "El peor asiento del Nuevo Mestalla será mejor que el mejor asiento del nuevo Wembley".
La gran rebaja en los costes iba a producirse en los siguientes sectores: la zona del parking, disminuyendo considerablemente sus plazas; reducción del aforo, que quedaría en 62.000 espectadores (de los 75.000 fijados en el proyecto inicial); cambio de la cubierta, pasando del 100% cubierto al 75%, que es lo mínimo que exige la UEFA y FIFA para mantener la categoría de estadio de cinco estrellas; y reajustes en la fachada.
Así lo explicó Mark Fenwick en su momento: "Hemos hecho un esfuerzo enorme para reducir el precio de -casi- 60 millones de euros, y obviamente toda la fachada del primer proyecto se ha reducido". Además, también habló sobre sobre la nueva cubierta: "Va a ser espectacular, única en el mundo, muy sencilla, liviana, que flota sobre la estructura, más permeable y hará que el aire entre mejor. De hecho, el nuevo proyecto me gusta más que el anterior". Unas declaraciones que resultan, cuanto menos, curiosas después de haber reducido el presupuesto en 60 millones de euros.
Asimismo, ese 14 de noviembre de 2013 y con la presencia de Fenwick, el mismo arquitecto que ya en 2006 proyectó la obra, Amadeo Salvo habló sobre la -según él- pista de atletismo que iba a acompañar al Nuevo Mestalla. Así lo afirmaba: "Iban a construir una pista que el propietario aceptó. Las gradas de los fondos eran como las gradas de Saint Denis, donde hay que ver el fútbol con prismáticos. Vamos a modificarlo. La Real Sociedad está quitando las pistas, el Juventus tuvo que construirse otro campo y el Almería está reduciendo el espacio. ¿Aquí nadie les había dicho esto?"
Sin embargo, la Cadena SER pudo comprobar mediante imágenes del Nuevo Mestalla que realmente nunca se contempló la posibilidad de asentar unas pistas fijas que alejasen a la afición del terreno de juego. Lo único que se barajaba era la opción de instalar unas pistas provisionales móviles que se colocarían por encima del verde, cubriendo el primer anillo. Es más, aportamos el documento elaborado por un topógrafo para Radio Valencia-SER en el que, aprovechando un plano cenital del estadio tomado en Google Earth, queda claro, una vez más, que no cabrían esas pistas siguiendo el proyecto de estadio que se empezó a trabajar.
De este modo, en aquella cita del 14 de noviembre de 2013, Salvo no quiso dar un plazo exacto sobre la reanudación de las obras, aunque sí afirmó que, desde su llegada, se estaban dando los pasos necesarios para presentar a los inversores el nuevo proyecto una vez se tuvieran los planos y los nuevos costes de finalización. El consejero Rafael Bonmatí, en cambio, sí concretó, y afirmó de forma optimista que, una vez aplicadas las modificaciones del nuevo proyecto de Fenwick, las obras podrían reanudarse en un corto espacio de tiempo. Pero no fue así.
Tampoco con la llegada de Peter Lim en octubre de 2014 se avanzó en las obras. De hecho, pese a las promesas de tomar el estadio como una prioridad, lo cierto es que Meriton aplazó este 'marrón'. "Debido a la precaria situación deportiva en la que acabó el Valencia la pasada temporada (2015-16) el nuevo estadio supondría más un problema que una solución, ya que a día de hoy el actual campo, con capacidad para algo más de 50.000 espectadores, no se llenó en ningún partido de Liga. En un panorama similar el Nuevo Mestalla reportaría más pérdidas que beneficios", afirmó Layhoon.
Además la entonces presidenta del Valencia enfrió la ilusión del valencianismo plasmando en la Junta de Accionistas de 2016 lo que ya era una realidad: "El mercado inmobiliario en Mestalla no se ha recuperado mucho. Junto con el descenso de ingresos por competiciones y la reclamación de la Unión Europa han provocado dar pasos atrás y retrasar nuestra marcha al nuevo estadio. No llegaremos a tiempo de celebrar el centenario en el nuevo estadio. No queremos repetir los errores que comprometieron seriamente la estabilidad del Valencia. Dicho esto: estamos comprometidos a finalizar el nuevo estadio y que todos podamos disfrutar en él".
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De esta forma, se demostró, tal como desveló y fue denunciando la Cadena SER, que Meriton no tenía la obligación de terminar el estadio. En cambio, a lo largo del proceso de venta, Amadeo Salvo y Aurelio Martínez afirmaron que los compradores se comprometían "por contrato" a terminar el Nuevo Mestalla para el Centenario. La SER publicó el contrato de compraventa en el que lo máximo a lo que se comprometía Meriton era a "procurar terminar el estadio". Incluso Anil Murthy años después confirmó este punto.
El siguiente paso, en lo que a los avances del Nuevo Mestalla se refiere, ya se llevó a cabo con Anil Murthy en la presidencia. El 6 de octubre de 2017, el Valencia realizó un nuevo rediseño (cuarto) del nuevo estadio, destacando en un comunicado que tenía previsto iniciar a la semana siguiente las reuniones de trabajo con los responsables municipales de tramitar las licencias necesarias para la finalización del nuevo estadio.
A finales de 2018, Murthy todavía mantenía que el objetivo del club era terminar las obras del Nuevo Mestalla en la temporada 2021-22, con la intención de cumplir los plazos de la ATE. Pero seis meses después, el propio presidente retrasó un año más el esperado estreno de la nueva casa del Valencia a la campaña 22-23. Además, se atrevió a decir que, si todo iba bien con la venta del antiguo Mestalla -en plena operación cooperativa- se podrían ver "las grúas en el nuevo estadio el verano de 2020". Una nueva promesa que en apenas unos meses se convertirá en aguas de borrajas. Y, por tanto, el estadio tampoco estará listo en el verano de 2022.
Y no sólo tienen que ver con las fechas los cambios de parecer del presidente del Valencia, ya que el proyecto que él mismo aprobara en octubre de 2017 también ha sufrido variaciones. Así lo reconoció el pasado mes de junio en CV Radio: "Yo, en el diseño que tengo en mi despacho, he cambiado al menos 10 páginas, porque no estoy contento. El exterior también puede cambiar", afirmó Murthy.
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Sin embargo, lo último que sabemos del nuevo estadio es a Murthy diciendo un escueto "queremos acabar el estadio, es fundamental para el club y la ciudad", pronunciado el 29 de marzo, día que anunció que le retiraba la exclusividad a Acequia de Mestalla. Y de este pasado fin de semana, una aparición del arquitecto Mark Fenwick en TVE opinando sobre cómo serán los estadios tras la crisis del Coronavirus. El arquitecto encargado de varias remodelaciones en el nuevo Mestalla, entre ellas la más reciente que le ha pedido Murthy, explica la necesidad de separar más los asientos para mantener la distancia necesaria entre espectadores. Lo curioso es que en la pieza informativa se hace alusión a cómo Fenwick "ya está aplicando estas medidas en el nuevo Mestalla". Cuando aquí, en Valencia, nadie sabe nada desde hace mucho tiempo de las ideas más recientes de Fenwick ni de Murthy. Este es el audio con la noticia de TVE y las declaraciones de Fenwick (25 de abril de 2020).
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De este modo, 13 años después de que las grúas y camiones entraran por primera vez en la avenida de las Cortes Valencianas y 11 desde que dejaran de trabajar, la construcción del Nuevo Mestalla sigue paralizada. Mientras otros equipos como Atlético de Madrid o Athletic Club aprobaron más tarde sus proyectos y, con los plazos cumplidos, lucen ya nuevo feudo, aquí lo único que hemos tenido son falsas promesas y un sinfín de rediseños y fotos bonitas que no se han traducido en nada, porque el 'donut' de cemento sigue igual en la avenida de las Cortes Valencianas. ¿Hasta cuándo? El tiempo lo dirá.