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El legado de Rafa

Rafael de la Sierra, en una imagen de archivo, reunido con su entonces directora de Gabinete, hoy consejera, Paula Fernández, y el alcalde de Ruente, Jaime Díaz. / Cadena SER

Rafael de la Sierra, en una imagen de archivo, reunido con su entonces directora de Gabinete, hoy consejera, Paula Fernández, y el alcalde de Ruente, Jaime Díaz.

Santander

Detrás de las machadas hay grandes personas y, por esas cosas de la vida, el apogeo que vive el PRC coincide con la marcha de quien lo ha sido todo en ese partido: Rafael de la Sierra, la otra mitad del mediático y archiconocido Miguel Ángel Revilla.

Político inteligente y culto, gran orador y negociador, beligerante a la par que respetuoso con el rival, la falta de Rafael de la Sierra (Vioño de Piélagos, 1948) deja un vacío irremplazable en el regionalismo, tras más de cuatro décadas de servicio público y militancia a la espalda.

En abril dejó el cargo que ocupaba, de consejero de Presidencia y Justicia, decisión que tomó por la enfermedad que se le ha llevado y para evitar cualquier problema por sus ausencias en el Gobierno, en el que le sustituyó una de sus pupilas y de las mujeres con más futuro en el partido, Paula Fernández, que ha crecido políticamente al lado de De la Sierra como otros jóvenes referentes regionalistas.

Fiel escudero de Revilla, casi siempre en un segundo plano, De la Sierra ha sido a la vez el contrapunto perfecto al hiperbólico e incombustible líder y presidente del Gobierno cántabro. Por eso formaban el tándem perfecto que, tras años batiéndose el cobre elección tras elección, ahora está dando tan jugosos frutos.

"Si Rafa estuviera aquí" o "si Rafa viera esto" ha sido la coletilla con la que Revilla ha rematado sus intervenciones en algunos de los gratos momentos del regionalismo reciente.

De la Sierra estudió derecho en Zaragoza y fue uno de los fundadores en 1976 de la Asociación para la Defensa de los Intereses de Cantabria (ADIC), que nació con vocación autonomista y que fue el germen del PRC.

En política ha sido prácticamente de todo: concejal en Santander, diputado y portavoz regionalista, además de presidente del Parlamento, y consejero en dos etapas: de Cultura en el Gobierno que lideró por unos meses el socialista Jaime Blanco en el año 1990, y de Presidencia y Justicia en el último bipartito PRC-PSOE, hasta el pasado mes de abril.

Pero sobre todo, la segunda casa de De la Sierra han sido los pasillos del antiguo Hospital de San Rafael, la sede del Legislativo y donde reside la soberanía del pueblo de Cantabria, por cuya autonomía tanto trabajó.

En el Parlamento era todo un veterano, un orador virtuoso, un excelente negociador, y ante todo, un señor. Hacedor de acuerdos de gobierno, él también puso su granito para pactos de altura, como el de Carmona para la reforma del Estatuto de Autonomía a finales de los años noventa.

Aunque de casta le viene al galgo, también fajó su talante en épocas convulsas y de gran inestabilidad política en Cantabria, de transfuguismo y de fragmentación.

Con Revilla siempre aguantó el tipo y enarboló un partido que hoy vive un tiempo dorado, que en las últimas generales ha logrado por primera vez el ansiado diputado en el Congreso y que por primera vez en su historia ha ganado las elecciones autonómicas y se ha convertido en la primera fuerza política en Cantabria.

El legado de De la Sierra es hoy un partido fuerte y unido, que como se han hartado de decir tanto él como Revilla, tiene banquillo de sobra, con gente preparada, para afrontar la sucesión del líder cuando llegue el momento.

"Yo tengo en la Consejería trabajando conmigo gente muy válida, como Paula Fernández, está nuestro portavoz en el Parlamento, Pedro Hernando... Todos ellos son jóvenes y están extraordinariamente preparados para tomar perfectísimamente el relevo llegado el momento cuando sea necesario. Ya lo están tomando poco a poco en determinados ámbitos del partido", decía Rafa en sus entrevistas.

Porque era generoso y no tenía empacho en reconocer la valía. También sabía delegar para así robar tiempo para sus aficiones y su familia: su mujer, hijas y nietos.

Fuera de la política, fue socio fundador de la Coral de Santander y de las asociaciones Vital Alsar, para la consecución de la Universidad a Distancia y ADIC. Y dentro de esta última se encargó de la organización de las tres primeras ediciones del Día Infantil de Cantabria.

Rafael de la Sierra no verá ya como el Parlamento al que tanto tiempo dedicó sienta en sus escaños a un PRC como primera fuerza política, un logro que muchos van a reconocer que es legado de este gran político, al que todos llorarán en esa Cámara, que fue la suya.

 
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