De la Torre y los mandarinos de C's
Málaga
El alcalde De la Torre días atrás se choteaba de Ciudadanos, a los que ninguneaba diciendo que no les sobrecargaría de trabajo, una ironía con la que venía a sugerir que sólo les daría las migajas del poder… pero una semana después ha terminado por recular y proclamar que no hay líneas rojas, seguro de tener que pasar por el aro de algunas condiciones del partido naranja, aunque por su tamaño éste haya acabado más bien en partido mandarina.
El aguijón de Teodoro León Gross
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El alcalde disfrutó durante varios días de su triunfo espectacular, exhibiendo unos galones colosales, y por eso se permitía ridiculizar a sus compañeros liliputienses de viaje, pero efectivamente ha acabado por entender que a pesar de todo depende de C’s. Sin los mandarinos, la izquierda suma más. O sea, de no pactar con C’s, estaría abocado a otro mandato inestable, algo que a los 77 es lo último que quiere. Por eso le interesa tener a C’s contento, acomodado con buenas compensaciones, y votando disciplinadamente.
En definitiva, De la Torre sabe que le conviene tragarse algún sapo –eso que llaman eufemísticamente ‘tener generosidad’, haciendo de la necesidad, virtud– y así el mandato será mucho más cómodo que el anterior, puesto que con Ciudadanos dentro, los mandarinos serán corderitos dóciles al dictado del jefe. Todo el mundo tiene un precio, y sólo se trata de encontrarlo. Esto es política, donde, como dijo Ortega, la talla moral no es precisamente una virtud prioritaria. De la Torre va a disfrutar de cuatros años de estabilidad envidiable… en cuanto pueda fijar el precio.