El tobogán y la campaña Sálvame Deluxe
El aguijón de Teodoro León Gross
02:22
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Málaga
El alcalde de Estepona apuntaba, tiempo atrás, a estrella de la política española. Tras el Premio Pablo de Tarso al mejor alcalde de España, su partido lo llevó al Congreso con vitola de figura, de gran esperanza blanca, aunque renunció por el régimen de incompatibilidades. García Urbano es registrador, notario y abogado del Estado, las tres grandes oposiciones, con un curriculum bárbaro… y no renuncia a eso; pero también es el alcalde de una localidad grande con más apoyo popular; hasta frisar en 2015 el 60%. Un tipo brillante… Claro que la brillantez no garantiza el éxito en política; pero su gestión le hizo pasar del 50% al 60% de apoyo. Ha transformado Estepona, de hermana pobre de Marbella en tercera punta del Triángulo de Oro con ésta y con Benahavís, y continua su labor, por cierto hercúlea, contra la deuda heredada.
Y de repente estos días se repite una pregunta: ¿puede el fiasco del tobogán tener coste electoral para García Urbano?
Por supuesto, sería incomprensible que el bluff del tobogán se llevase por delante una gestión notable; pero, ante todo, lo que resulta incomprensible es que alguien pueda siquiera preguntarse eso. La simple sospecha de que el tobogán pudiera pasar factura a un buen alcalde ya resulta de locos. Que sí, que es un fiasco; que se iba a inaugurar en campaña como un hito y se ha convertido en un hazmerreír; que la imagen del descenso inaugural de la concejala era carne de meme y de sátiras de youtube desde el mismísmo culetazo de aterrizaje con sus bragas naranjas al viento. Incluso quizá alguna cabeza quizá debería haber rodado, y a ser posible tobogán abajo, por el fallo de diseño; sobre todo porque, como decía Tarradellas, en política se puede hacer todo menos el ridículo. Ahora bien, ¿coste electoral? ¿que la alcaldía se valore por los errores de diseño de un tobogán que además es una buena idea urbanísticamente? Parece que la política, y más en campaña, está derivando a Salvame Deluxe con ínfulas, donde el anecdotario devora cualquier atisbo racionalidad.