'Sin voto no hay fiesta'

Las Palmas de Gran Canaria

El 28 de abril tenemos la fiesta más rara del año. Muchos se preguntarán: ¿Qué voy a hacer con esta fiesta de la democracia? Voy a las elecciones, no voy. Llevo algo de beber, mejor me emborracho ya desde casa para ver algo claro. Llevo traje o es mejor el outfit de Pablo Iglesias. Para gustos los colores y precisamente eso es lo más importante de la fiesta de la democracia. Elegir tu color político. Aunque entiendo que tengan sus dudas.

En estos comicios es más difícil elegir a un candidato que escoger un menú saludable en el McDonald's. Y más con la campaña que han hecho todos los partidos, que para esta fiesta de la democracia quieren que bailemos al son de su música. Por ejemplo, los conservadores quieren que bailemos al ritmo más españolista. Y por eso se han pegado por estar en el extremo más a la derecha con mensajes tan fuertes como el ímpetu con el que los han defendido. No se han cortado y han sacado sus armas más mortíferas y en muchos casos vergonzosas. A veces parecía que era Manolo el del Bombo el que les escribía sus discursos. 

Mientras los de la izquierda quieren que bailemos pegadosaunque ellos también se hayan pegado por ser la alternativa. Pero lo han hecho de buen rollito porque la agresividad ahora es del otro bando. El 28 de abril seguro que no están tan cariñosos a no ser que por la noche les salga las cuentas. Y en Canarias también ha tenido lo suyo defendiendo qué nacionalismo es el que tiene más voz: más voz canaria.

Los partidos, como siempre, quieren que bailemos a su son en esta fiesta de la democracia pero se olvidan de que nosostros somos los que marcamos el ritmo. Pero para ello hay que hacer algo: ir a votar. Sé que no hay ningún partido que represente todos sus intereses y sus peticiones pero sí que hay partidos que van en contra de ellos. Lo único que tienen que hacer es volver al cole, el 28 de abril. Tan solo un rato y después ya se van a la playa o donde les apetezca. Deben elegir quién quiere que gobierne los próximos 4 años. Piensen en ustedes, en sus hijos e hijas, en sus padres, en su sanidad y educación. En su libertad, en el medio ambiente, en la gente más débil y en aquellos a los que les han negado los derechos durante décadas. Ya sé que de todo eso no se habla, que lo importante parece ser Cataluña, el independetismo, Venezuela, el aborto o si las abuelas canarias dan de comer a sus nietos. Y sí, pueden maldecir lo mal que les va, la crisis, el paro, los alquileres e incluso criticar como pesca Isabel Pantoja en Supervivientes. Pueden hacer todo eso pero vayan a votar. Es un derecho que con los tiempos que corren y los mensajes que lanzan algunos se ha convertido en un deber. El 28 de abril en ese sobre metan al país que quieran en un futuro pero, lo más importante, usen ese derecho, el derecho a ser ciudadanos y que nadie les diga cuál es el ritmo que deben bailar.