El Palacio de Aranjuez
Es uno de los espacios más hermosos de toda la comunidad de Madrid, cargado de historia y arte. Sus primeros pasos se dieron en época de Felipe II pero su momento de apogeo llega con los Borbones, especialmente con Carlos III
Madrid
Siguiendo los gustos de Francia, los Borbones trajeron entre otras cosas el gusto por los grandes palacios. La dinastía precedente, la de los Austrias que se extinguió con Carlos II llamado el Hechizado, era según ellos más austera y quisieron dar a la ciudad de Madrid y sus alrededores espacios en donde la familia real pudiera disponer de lugares para el asueto y el solaz. Así nacen los palacios hoy emblemáticos como el de La Granja de san Ildefonso, levantado por Felipe V y sobre todo, para lo que nos interesa en el programa de hoy, el de Aranjuez en Madrid.
Los jardines de Aranjuez
Además de los hermosos salones que cubren la arquitectura del edificio palacial de Aranjuez como el Gabinete de Porcelanas, la Sala China, o el salón de los espejos, el palacio de Aranjuez es famoso por sus jardines. Bebiendo de las aguas del Tajo y el Jarama los jardines intentaban dar un toque de vida y verdor en un paisaje predominantemente de secano. Las plazuelas, estatuas con motivos mitológicos o diseños de los setos en los jardines hacen de ellos un lugar especial para pasear y disfrutar de un escenario en el que antaño monarcas y príncipes disfrutaron. Hay quien dice incluso que algunos de esos jardines laberínticos esconden ciertos mensajes simbólicos lanzados por sociedades secretas como la masonería. Sin embargo, nada ha llegado hasta nosotros que confirme que esta realidad fue así, y no por ello el palacio y sus jardines pierden un ápice de su magia y misterio.