La historia interminable
El conjunto azulón empató el partido en el descuento por medio de un penalti que transformó Jorge Molina
Waldo y Óscar Plano se lamentan sobre el césped / LaLiga
Valladolid
Todo parece estar en contra de un Real Valladolid que juega bien al fútbol, pelea los encuentros, es mejor que el rival, pero no consigue sumar de tres en tres. Otra vez las decisiones arbitrales, la mala fortuna y los errores individuales golpearon duramente a un Real Valladolid que le plantó cara al Getafe, cuarto clasificado, y fue mejor que el cuadro madrileño.
El Real Valladolid comenzó el partido muy concentrado, con un guión claro y con los futbolistas enchufados. Se supo sobreponer al tempranero gol de Arambarri, que abrió el marcador con un gran disparo contra el que nada pudo hacer Yoel, que ocupaba la portería blanquivioleta en detrimento de Masip. El conjunto pucelano consiguió igualar el electrónico por medio de Sergi Guardiola e impuso su dominio sobre el terreno de juego hasta el descanso.
En la segunda parte la polémica arbitral volvió a sobrevolar Zorrilla con un penalti favorable al Valladolid que convirtió Enes Ünal; y con otro posible penalti sobre Anuar, que provocó que el marroquí tuviera que abandonar el terreno de juego por lesión. Nacho tuvo en sus pies el gol de la tranquilidad en una contra muy bien ejecutada, pero el lateral blanquivioleta erró al regalarle el gol a Waldo y el colegiado anuló el tanto por fuera de juego. La expulsión de Olivera dio todavía más esperanzas a la afición pucelana, que veía como su equipo seguía atacando con peligro a un Getafe inoperante. A pesar de la buena dinámica del encuentro, los fantasmas regresaron al José Zorrilla en el tiempo de prolongación, cuando Jorge Molina convirtió un penalti provocado por Óscar Plano.
Al Real Valladolid se le escapan otra vez dos puntos clave en una temporada en la que la historia, lamentablemente, parece interminable.
