Un icono para cambiar el mundo
La opinión de Luis Morales
Hoy por Hoy Andújar (11/02/2019)
01:18:54
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Andújar
En estas últimas semanas hemos comenzado a vivir un hecho singular que no ha pasado inadvertido en cada uno de nuestros pueblos y ciudades. El trasiego de las cruces de La Misión Diocesana de uno a otro pueblo ha convertido en elemento de unión un símbolo, un icono, que ha visitado todas las parroquias de nuestra comarca y diócesis.
La simple visita de las cruces ya ha conseguido mucho de lo pretendido en esto de La Misión, la reunión de fieles y menos fieles en torno a una comunidad. Si alguien ha creído ver en esos eventos un hecho puntual y sin trascendencia quizá es que no ha atendido lo suficiente.
La Misión Diocesana es una llamada a los jienenses a reencontrarse entre ellos, a abrir sus casas a sus vecindarios. A reunirse en torno a una mesa y un pequeño grupo a compartir vivencias, experiencias, preocupaciones y soluciones a su vida diaria; y a hacerlo en comunidad. A reconstruir grupos y a andar a contracorriente en una sociedad cuyo mal peor no es la secularización, sino el individualismo y el egoísmo que la alimentan.
De la espiritualidad de cada uno, o cada grupo, surgirá o no una lección más religiosa y trascendental, el reencuentro con su comunidad parroquial o las ganas por servir un poco más a los demás. Pero esta Misión en la que cada vecino es un misionero es una silenciosa revolución contra una realidad que nos destruye como sujetos sociales, mientras nos anima a dar la cara en la fe y a vivir con los demás, pero, sobre todo, para los demás.
Esas cruces viajeras ya han provocado enormes reuniones por cada localidad, y en próximas semanas alguien llamará a su puerta para invitarle a cambiar el mundo, comenzando desde el salón de su vecino, o incluso desde su propia casa. La Misión solo es la oportunidad para ponerlo en marcha.