San Valentín amargo
Se nos rompió el amor, cantaría Rocío Jurado. Finalmente el gobierno de Sánchez se queda soltero y sin compromiso. Parte de los aliados políticos que respaldaron su llegada a la presidencia, lo han dejado en la estacada. Y lo curioso son las extrañas combinaciones que deja, a veces, una ruptura sentimental. Es difícil explicar ese lío pasajero entre populares e independentistas catalanes para tumbar las cuentas de 2019; es como si añoraran tiempo mejores, unos en el gobierno, otros contra el gobierno. Ya saben que en política, al igual que en el amor, todo se ve muy diferente si las circunstancias cambian. El PP sigue criticando que Sánchez llegó al gobierno de la mano de “secesionistas y batasunos” -palabras textuales-. Ahora que ellos han tumbado los Presupuestos junto a los mismos secesionistas, ¿qué opinarán? Del amor al odio, y viceversa, hay solo un paso.
A partir de ahora, si todo trascurre con normalidad, tendremos adelanto electoral, algo que ya prometió Sánchez en la moción de censura a Rajoy y que no terminaba de concretar -ya saben, en la oposición hace mucho frío y gobernar siempre es un caramelo difícil de rechazar-. Este viernes, después del Consejo de Ministros, sabremos definitivamente si hay adelanto y en qué fecha. Lo que está claro es que las horas de discusión a cuenta de unos presupuestos ya fallidos han quedado para la hemeroteca y el olvido, como los amores que ya no se recuerdan.
En la resaca de este San Valentín presupuestario, sin duda, el sabor de moda entre los bombones que muchos se regalan desde ayer es el chocolate amargo.