El atropello de La Compañía y la red como caldo de cultivo de la estupidez
El comentario de Juan Francisco Rojo
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"El atropello de la Compañía y la red como caldo de cultivo de la estupidez", el Editorial de Juan Francisco Rojo
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Palencia
Nada más ocurrir el grave atropello a un peatón y la posterior colisión del coche con la iglesia de la Compañía, el suceso comenzaba a circular por las redes como un reguero de pólvora. Llegaban los primeros síntomas de estupidez humana.
Algunos, sin encomendarse ni a Dios ni al Diablo, difundían la imagen del coche donde se podía ver perfectamente la matrícula. El derecho a la protección de datos saltaba por los aires. La legión de estúpidos continuaba con su trabajo. Hubo otro que difundió el nombre del que se suponía que era el conductor del vehículo.
Y asomaron los ofendiditos, los que claman justicia, los que prejuzgan sin saber, los que entienden de todo, aunque no sepan de nada. Pedían venganza y el peor de los castigos para el causante del atropello. En medio de este campeonato para ver quién es más tonto, comienza a circular una falsa noticia que llega a afirmar que el peatón había fallecido. Desde la Junta confirmaban que permanecía estable dentro de la gravedad.
Cuando ya creíamos haberlo visto todo, nos dimos cuenta de que la estulticia, la estupidez y la necedad no tienen límite. Alguien, difunde una fotografía de nuestro compañero Carlos Hugo Sanz, extraordinario periodista de Diario Palentino, diciendo que era la persona que había sido atropellada. El propio Carlos Hugo se veía obligado a negar la falsa noticia y a pedir con mayúsculas y entre admiraciones, lo que debería ser obvio, que no se compartan bulos ni información que no esté confirmada.
Así la tarde de ayer fue una tarde aciaga para quienes ejercemos el periodismo. Justo en el día del patrón de nuestra profesión, asistíamos a una preocupante ceremonia de la confusión en la que muchos ciudadanos daban credibilidad a las mal llamadas falsas noticias. Y digo mal llamadas porque un bulo, algo que es falso, nunca alcanza la categoría de noticia.
Después de todo esto, les expreso mi honda preocupación y mi cabreo con aquellos que se entregan a mentir, difamar, manipular y propagar mierda aprovechando que pueden campar por sus anchas en las redes sociales. Ayer volvía comprobar que los estúpidos son un ejército, una legión imparable que, no sabiendo de nada, creen tener la verdad en todo. Que juegan a ser periodistas sin darse cuenta del daño que hacen. A vosotros, los que después del accidente difundisteis noticias falsas os digo a la cara que sois unos impresentables.