Una remontada para volver a sonreír

Valencia

Sin caer en el error de vaticinar puntos de inflexión, la victoria que el Valencia ha conseguido esta noche en Balaídos sí invita a pensar en un cambio radical del estado anímico del vestuario que dirige Marcelino. Una remontada así tiene que servir forzosamente para que los jugadores sientan que son capaces de mucho más de lo que han ofrecido hasta la fecha. 

Como ya sucediera con la entrada de Santi Mina al descanso en el partido del pasado martes contra el Sporting de Gijón, la incidencia del técnico en el desarrollo de la segunda mitad es absoluta. Los dos futbolistas que entraron a falta de media hora aportaron el tanto del empate -un golazo precioso de Ferran Torres con golpeo de exterior- y la asistencia a Rodrigo en la acción que supuso el 1-2. 

Las imágenes tanto en la celebración del gol de la remontada como a la conclusión del partido -una piña absoluta del grupo y los gritos de liberación de todos- proporcionan una tremenda alegría al entorno y dibujan con nitidez los nervios y la presión mal entendida que cada jugador llevaba dentro. Todos esos fantasmas deben quedarse atrás de forma definitiva. 

Si este 1-2 sirve por fin para la reacción, el Valencia sigue llegando a tiempo de todo. Despide el sábado en séptima posición, muy cerca de Europa. Y mantiene sus opciones intactas en Copa del Rey y Europa League. La segunda vuelta no podía haber comenzado mejor.