Cuesta creerlo

El volumen de la lista de espera quirúrgica es una referencia que ayuda a construir las conclusiones sobre el funcionamiento de la sanidad pública. El dato que se deriva de cada actualización es algo que inquieta especialmente a los gestores de nuestra sanidad que siempre encuentran, por cierto, argumentos para justificar cualquier resultado.

Pericles, el plan de choque que la Junta activó hace meses para reducir la lista de espera quirúrgica, ya minoró, según los datos anteriores a los que se conocerán esta mañana, el tiempo medio que alguien debe esperar hasta entrar en el quirófano a partir del momento en que se decide que no hay más remedio que operar. Otra cosa es el tiempo que los médicos invierten en el paciente para llevar a cabo las pruebas diagnósticas, que en muchas ocasiones aconsejan practicar cirugía.

La lista de espera sobre las pruebas diagnosticas sigue siendo un secreto. La consejería de Sanidad asegura estar en ello, pero por el momento nada sabemos de cuánto se tarda en practicar según que pruebas diagnosticas esenciales para abordar el tratamiento que requiere cada paciente. La Junta se refugia en la dificultad de confeccionar estadísticas sobre este apartado, algo que a estas alturas cuesta creer.