Pandereta y Sálvame
Deberíamos estar elevando la voz con lo que está pasando en Canarias y en nuestro país con algunos medicamentos o, mejor dicho, con el negocio que varios laboratorios farmacéuticos están haciendo. Ayer confirmábamos en La Portada con profesionales sanitarios del archipiélago el chantaje al que están siendo sometidos los centros hospitalarios, chantaje que pasa por pedir hasta 200 euros por medicamentos anticancerígenos que antes costaban dos o tres euros por envase. Y todo porque algún laboratorio avispado se ha dado cuenta de que si los producen en España no hay negocio; son fármacos muy baratos de los que nadie quiere hacerse cargo y producirlos en nuestro país, por lo que se incrementa su precio hasta en un 4.000 por ciento obligando a adquirirlos fuera. Les recuerdo que estamos hablando de anticancerígenos, no de aspirinas precisamente.
¿Hasta cuándo tendrá capacidad la sanidad pública para seguir asumiendo este chantaje? ¿Por qué los pacientes nos hemos convertido en rehenes de este despropósito? Y sobre todo, ¿por qué no se ha legislado para evitar esto? Como afirmaba ayer un responsable de sección de un centro sanitario de referencia en Tenerife, es lógico que las farmacéuticas quieran ganar dinero, pero esto no es ético, y la manera en que lo están haciendo es retorcida.
Lo malo de este asunto, al igual que la trama de los implantes que pasaban los controles de la Unión Europea de aquella manera, es que parece que alguien no está haciendo su trabajo o, peor, se está plegando a los intereses de unos pocos. Y mientras esto ocurre, parece que no pasa nada. En una época en que nos rasgamos las vestiduras por utilizar como chiste una bandera para sonarse y en la que también escuchamos a políticos hablar de la independencia eslovena como si fuera un jardín de infancia; en este preciso instante en el que surgen populismos como respuesta al debate estéril sobre el sexo de los ángeles en el que parece enfrascada la política de nuestros días, no pasa nada si las farmacéuticas utilizan a los enfermos de cáncer, por ejemplo, como conejillos de Indias para sacarle más pasta a la administración pública de turno, y ojo, por ahora con la complicidad de esa misma administración; nadie levanta la voz, ni con este tema, ni con la realidad que están viviendo miles de inquilinos, ni con el problema agravado de los desahucios, ni con tantas cosas.
Y miren, en Francia, ayer, su presidente anunciaba una subida del salario mínimo de 100 euros al mes y también un aumento de las pensiones más bajas. Todo para responder a la crisis y fractura social de un país que está empezando a vivir lo que nosotros llevamos años sufriendo: trabajadores y pensionistas que no llegan a fin de mes; trabajadores y pensionistas pobres.
Aquí gastamos 30.000 euros en traer a Jorge Javier Vázquez. Lo va a hacer el ayuntamiento de Güímar.
Así seguimos, pandereta y sálvame.