Carlos III El mejor Alcalde de Madrid

Madrid

Todo se debe al lamentable estado en el que se encontró la capital cuando ascendió al trono de España en 1759.

La imagen que debió de darle se podría resumir con la palabra "sobrecogimiento". La basura, el abandono, la oscuridad… aspectos que habían caracterizado a la villa de Madrid durante la época de los Austrias y que en repetidas ocasiones vemos en la literatura del Siglo de Oro, debió de asustar, por no decir otra cosa, al bueno de Carlos III. Si a esto sumamos que él estaba acostumbrado a otra forma de hacer política y sobre todo, a vivir en otros espacios quizá más recogidos y limpios, como era su reino de Nápoles, no es de extrañar que al poco de ascender al trono comenzara su idea de hacer todo tipo de reformas en la ciudad.

Quizá muchos madrileños tienen la idea de que el trabajo de Carlos III para convertirse en el mejor alcalde de Madrid descansó en aspectos más monumentales. La Puerta de Alcalá, la reforma del Museo del Prado o la plaza de Cibeles son solo algunos de los cambios que el monarca hizo. Sin embargo, la transformación de la ciudad fue más allá de lo simplemente estético. La mayoría de los cambios fueron para el disfrute de los propios madrileños como el alcantarillado, la iluminación de las calles o su adoquinado. Todo ello revirtió en la reconstrucción de una ciudad gran ciudad, una capital de un gran Estado de la que hoy todavía seguimos disfrutando