Alborch también se desvivió por su ciudad

Valencia

Quizá estos días se esté destacando poco la etapa de Carmen Alborch en la política municipal. También allí dejó huella. Fue Zapatero quien le asignó en 2007 la titánica misión de arrebatarle la alcaldía de Valencia a Rita Barberá, intratable  electoralmente. Aceptó, pero no lo consiguió. Eso sí, en la memoria permanecerá la 'geganta' que la acompañó durante la campaña, una de las más creativas que se han visto.

A diferencia de Rita, Carmen agotó el mandato y defendió desde la oposición las ideas socialistas sin más apoyo que el de sus otros once ediles. Eran los tiempos del bipartidismo. Carmen fue inteligente, evitó el cuerpo a cuerpo con Barberá, sabedora de que la dirigente popular se desenvolvía bien en la crispación. Pocos lo saben, pero llegó a convencerle para que no se colocaran pancartas en los plenos. Hasta entonces todas pedían la dimisión de Zapatero.

En definitiva, que Alborch también se desvivió por su ciudad. Recordado sera su papel activo en la paralización de los derribos del Cabanyal y la denuncia del expolio de Tabacalera.