Líder en construcción

Gijón

Es evidente que el Sporting está en fase de construcción. Era de suponer, con tanto cambio y llegada de última hora, pero además el equipo lo demuestra sobre el césped. Está verde y todavía tiene que definir qué equipo quiere ser. Pero si ese proceso viene acompañado por puntos, es mucho más llevadero. El Sporting sufrió de lo lindo para ganarle a un recién ascendido como el Extremadura; jugó a arreones, tuvo que esperar a que el rival se quedara con diez, a que el árbitro señalara uno de los penaltis que cometieron los visitantes y el equipo gijonés (una vez más) mejoró con los cambios. Pero con todo y con eso, el Sporting suma siete puntos de nueve y es líder provisional de la categoría; solo el Málaga podría superarle si puntúa este lunes en Almería. La temporada ha empezado bien, aunque el equipo aún tiene mucho margen de mejora.

El Sporting empezó bien. Salió al campo enchufadísimo, pero el arreón apenas duró diez minutos. Dio tiempo a que Djurdjevic tuviera la primera ocasión de gol, partiendo desde la posición de extremo derecho y plantándose en el área, pero imponiéndose el portero del Extremadura Manu García en el mano a mano.

Fue un espejismo ese comienzo de partido, porque el humilde Extremadura quiso plantar cara y logró equilibrar el encuentro. A su ánimo de tener el balón se unió el desacierto del Sporting, que regalaba el balón una vez tras otra en mediocampo, Cofie andaba perdido, a Álvaro Jiménez no le salía una, a Carmona pocas, Hernán Santana tenía nula influencia en el juego y Djurdjevic no la tocaba. Volvieron a recurrir los rojiblancos al recurso del pelotazo, pese a estar comprobada su ineficacia en este equipo. El rival disfrutó de más llegadas que los rojiblancos, obligando a Mariño a responder por ejemplo a un peligroso disparo de Enric Gallego.

Enfado con el árbitro

En los últimos cinco minutos de la primera mitad espabiló el Sporting, que protestó dos acciones polémicas. El árbitro Soto Grado, que desesperó al personal durante todo el partido, anuló (bien anulado) un gol a Djurdjevic, por fuera de juego previo. Y no vio nada en un clarísimo derribo por agarrón de Marcelo Djaló a Álvaro Jiménez. Podía caber la duda de si era penalti o falta, porque el agarrón empezó fuera del área; lo que desde luego no era admisible era no pitar nada. Es lo que tiene jugar en Segunda, que aquí no hay VAR que enmende el error humano.

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En la segunda mitad el Sporting estuvo más enchufado, con más posesión y llegadas. Pero el gol se resistía. Hasta que las circunstancias empezaron a acompañar. El Extremadura se quedó con diez por expulsión de Djaló, que cayó en la trampa y cometió una falta absurda sobre Djurdjevic en mediocampo. Y el árbitro por fin señaló penalti en una patada en el pecho de Borja García sobre Neftalí. Carmona intentó ajustar su disparo al palo derecho y, aunque el portero rozó el balón, El Molinón pudo por fin respirar y celebrar.

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Los cambios volvieron a mejorar el equipo. Empieza a ser una pregunta recurrente qué más tiene que hacer Nacho Méndez para ser titular en este Sporting. No solo aporta toque y calidad; también es resolutivo. Siete días atrás, asistió a Lod. Ante el Extremadura sirvió un centro raso desde la izquierda que ningún compañero llegó a empujar y, en la siguiente acción, marcó a centro de Geraldes desde la derecha. Es difícil aportar más en los escasos minutos que ha tenido el canterano en los dos últimos partidos.

Con Nacho Méndez y Robin Lod en el campo, otros jugadores como Carmona son más felices y sacan su mejor versión. También los espectadores, que ven al Sporting haciendo mejor fútbol.

El segundo gol y la grave lesión del visitante Borja García (que se retorció el tobillo en un salto con Neftalí) finiquitaron el partido. El Sporting sigue sumando puntos mientras siguen instalados los andamios y el arquitecto Baraja construye los pilares. Desde el liderato (al menos provisional) la obra se ve mejor.