Villar de Santiago quiere reconstruir un chozo anexo a la Ermita de San Justo
Se invertirán 14.000 euros
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La Ermita de San Justo / Radio Bierzo

Villablino
Los trabajos consistirán en la limpieza del lugar y volver a levantar el chozo, que deberá ser a mano ya que se cree que puede haber restos de cimentación sobre la construcción. Cuenta con un presupuesto que supera los 14.000 mil euros y que desde la junta vecinal están intentando captar alguna subvención para tal fin. Además se está pensando en colocar un manuscrito completo de la Historia de San Justo en la Ermita para conocimiento de todo el mundo, según explicó el presidente de la junta vecinal, Miguel Ángel Álvarez.
Y es que es chozo tiene su historia, ya que se trata de una edificación construida por San Justo Ermitaño, hijo de un Rey Persa, el cual se instaló en esa zona, donde existía la Ermita de San Justo “en honor a Justo y Pastor, niños mártires asesinados y enterrados en Alcalá de Henares”. Y con esta rehabilitación, la junta vecinal pretende “recuperar un bien de interés histórico y etnográfico de gran importancia para el pueblo”, y también para los visitantes que “se prodigan en visitas, dejando flores y velas encendidas en dicha Ermita”.
Los vecinos del Villar celebraron culto el día 6 de agosto en esta Ermita, hasta que por causas naturales se derrumbó la misma, sin embargo hace unos ocho años, la junta vecinal volvió a rehabilitarla y de este modo se recuperó esta festividad. Una festividad que desde hace unos años tan sólo sirve de hermanamiento “los sacerdotes dicen que no tienen tiempo a oficiar una misa porque tienen mucho trabajo” matizó Álvarez. Sin embargo, desde la junta vecinal les gustaría recuperar el carácter religioso que antes también poseía esta celebración.
En torno a la figura de San Justo hay varias leyendas, entre las que se encuentra las tres veces que se quemó el pueblo del Villar, tantas como las ocasiones que se le quemó a San Justo los pequeños chozos que construía. Si bien, aunque el pueblo se quemaba, siempre había una casa que se salvaba del incendio, coincidiendo con la un amigo de este eremita, Gabriel Cortina, “tanto es así que el pueblo se le llegó a conocer como El Villar Quemado” matizó Álvarez. Otra leyenda cuenta que cuando San Justo murió las campanas de la iglesia tocaron fuertemente solas y que una vez muerto, sujetaba fuertemente en su mano un papel, que nadie era capaz de abrirle la mano hasta que llegó su amigo Gabriel Cortina, quien con suma facilidad pudo abrirle la mano y ver lo que ahí ponía, entre otras cosas afirmaba que era hijo del Rey de Persia y que deseaba ser enterrado dentro de la Ermita, en una tumba que él mismo había cavado.