Sobre lluvias y gustos
La opinión de Pablo Quesada
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Hoy por Hoy Andújar (30/05/2018)
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Andújar
Llueve. Estamos rematando el mes de mayo en Andújar y llueve. Llueve de forma intermitente, con tormentas ocasionales, pero lo cierto es que, en mayo, no en Asturias, no en Cantabria, sino en Andújar, llueve. De hecho, lleva lloviendo tres meses y las temperaturas no terminan de remontar el vuelo. El año pasado por estas fechas las conversaciones iban todas sobre la ola de calor, pero este año parece que el calor no ha cogido la ola que lo lleve a estas latitudes… aún. Y este año se cierra mayo con cielos grises, y con nubes que amenazan lluvia y de vez en cuando rematan su amenaza.
Llueve en el mes de mayo, para preocupación de muchas familias que habían planeado ceremonias de diverso tipo, comuniones y bodas, para cuando llegara “el buen tiempo”, como si en el sur de España, un sur amenazado constantemente por la sequía, pudiéramos calificar de bueno un tiempo seco y con calor africano.
Llueve para preocupación de muchos agricultores, de muchos olivareros que ven que sus frutales no terminan de polinizar como deberían, lo que puede implicar menos fruto del deseado o del esperado después de un inicio de primavera que había recargado las reservas de humedad de los árboles después del estrés de la sequía del año pasado. Pero más que la lluvia, temen los agricultores las tormentas, esas tormentas que en pocos minutos con una granizada pueden llevarse por delante el trabajo y el esfuerzo de toda una campaña.
Llueve para preocupación de algunos hosteleros y comerciantes, en suma, para el sector servicios. Para los primeros la lluvia les supone una menor afluencia a las terrazas, no sólo por la incomodidad, sino porque el calor invita a salir más que un tiempo que no termina de ser estable. Para los segundos, porque la lluvia retrae el paseo, que retrae la afluencia a los escaparates y quién sabe si a las compras.
Los servicios sanitarios, por el contrario, agradecen las lluvias, por la menor carga de trabajo que han tenido procedentes del sector de los alérgicos este mes, para quienes toda gota de agua en el mes de mayo es poca. Y es que este año no se ha visto volar por Andújar esa nube de polen amarillo que otros años hace el aire irrespirable para muchos alérgicos sino que, esa agua que ha caído de forma periódica, ha ido limpiando la atmósfera para alegría de este colectivo.
Y es que, como no podía ser de otra manera, nunca llueve a gusto de todos.
- PABLO QUESADA