"Viajar en Cercanías es una lotería"
Los usuarios de Cercanías cuentan a la Cadena SER las incidencias con las que conviven en su día a día en el trayecto Murcia-Lorca
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Cadena SER
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Lorca
El día se hace muy largo cuando has madrugado para coger el primer tren de la mañana, el de las 6:30, y llegar a tiempo en tu trabajo en Murcia. Hay quien aún sube al vagón medio dormido, quien echa una cabezada durante el trayecto a pesar del ruido y quien usa el abrigo como improvisada almohada: los incómodos asientos y el traqueteo insufrible por momentos acaba resintiendo la espalda de los que usan a diario los Cercanías desde Lorca a Murcia.
Muchos de estos lorquinos y lorquinas que trabajan en consejerías, hospitales, universidades y organismos oficiales en Murcia coinciden a la hora del regreso en la estación de El Carmen. Hemos quedado con ellos para acompañarlos en este viaje de vuelta a las 15:45. Primero llega Jaime, luego Isabel y Judith, y la última en ocupar su sitio en el vagón es Manoli.
Durante el trayecto nos hablan de las deficiencias que sufren "un día y otro día", dice Isabel: averías, retrasos, problemas con la climatización y hasta goteras... Son algunas de las desagradables sorpresas de las que nos hablan durante el trayecto y que hace que nunca sepan con qué se van a encontrar en cada viaje. Aunque lo suyo es la estadística como empleada del INE, Manoli resume la sensación que tienen tirando de azar y suerte: "Es la lotería del Cercanías".
Reportaje: "Viajar en Cercanías es una lotería"
03:07
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Averías
"Es raro el mes que no tenemos algo gordo", cuenta Isabel sobre las averías que suelen afectar a los trenes que utiliza, en su caso, para ir al Hospital Reina Sofía, donde trabaja como pinche de cocina. La última avería fue la pasada semana, cuando el convoy quedó tirado casi hora y media en La Hoya tras un fallo mecánico. "Hemos visto de todo. Hay veces que el tren se para en mitad de la vía y tenemos que esperar a que venga el técnico a repararlo", cuenta Judith. Y añade: "Y ni nos informan ni nos dicen nada de lo que pasa".
Retrasos
"Ya me han llamado la atención más de una vez en el trabajo", nos cuenta Jaime, que trabaja en la Universidad de Murcia, y por eso se está planteando dejar el Cercanías y utilizar el coche. Es el que menos tiempo lleva realizando este trayecto, pero en el caso de Judith lleva once años usando el tren para ir a su puesto en la Consejería de Educación: "Yo llego a las cinco de la tarde a Lorca, y sin comer... Todo eso se acumula, día tras día".
Cuando se producen retrasos, dice Judith que esto descoloca a muchas familias: parejas que tienen que hacer encaje de bolillos para recoger a los niños, guarderías que te cobran la hora que el tren ha tardado de más, tareas del hogar que se prolongan hasta la noche...
Climatización
"En invierno, cuando te montas a primera hora, el tren está más frío que una llave", nos cuentan. Pero lo que les preocupa sobre todo es el calor y la proximidad del verano: "Vamos buscando los vagones con aire, hay gente que ha sufrido mareos", dice Manoli sobre las altas temperaturas que se llegan a dar en algunos vagones.
Confiesan uno de esos trucos de los que hacen uso en su día a día: lo mejor es buscar los coches más próximos a la cabeza del convoy. Allí siempre funciona bien la climatización, que no llega a los últimos vagones.
Falta de espacio
Isabel también nos habla de la capacidad de los trenes en las horas de mayor afluencia: "Los viernes, cuando vienen los chicos y las chicas de la universidad y vienen todos con las maletas, van de pie, o sentados en el suelo o en las escaleras, con las maletas enmedio". "Esto también es problema de falta de seguridad", dice Judith, que piensa en los frenazos que da con mucha frecuencia el tren.
Es por esto por lo que, para muchos estudiantes que utilizan la línea para ir a la Universidad en Murcia, es más rentable dejar su ciudad para alquilar un piso en la capital. Jaime, que por su trabajo coincide con muchos de ellos, nos cuenta que hay jóvenes que "se han visto obligados a quedarse a vivir en Murcia", porque sus padres no están contentos con este servicio de Cercanías.
Los "trenes finlandeses"
"Camellos", "tamagochis"... Son algunos de los apelativos con los que se conocen a los Cercanías en servicio en la línea Murcia-Lorca-Águilas. A esos se han sumado los "trenes finlandeses": "Son trenes que nos han dicho que han traído de Finlandia", dicen todos estos usuarios.
Pero estas nuevas máquinas, lejos de mejorar el servicio, lo complican: son vehículos de tamaño más reducido, pensados para media distancia, y su origen finés hace que no se encuentren adaptados para rendir a las temperaturas de estas latitudes: "La máquina no tiene capacidad para funcionar con el aire acondicionado a tope, así que o lo paran o se avería".
Ruidos, traqueteos, goteras, incomodidades...
Avanzado el trayecto, Jaime nos pide que hablemos del ruido: "Si te das cuenta, nadie ha dicho nada de eso durante el viaje". El motivo es fácil, coinciden todos: el ruido y los traqueteos que caracterizan la línea son tan habituales que se han convertido en molestias en las que apenas reparan.
Pero sí recuerdan otras incidencias: "Aquí hemos visto caer unas goteras enormes dentros de los vagones", dice Judith. "Caían como canalones", añade también Manoli. Fugas de agua que no tienen nada que ver con la lluvia, apuntan, sino con el funcionamiento del aire acondicionado.
"El follón del AVE"
Después de tanto tiempo usando este tren, todos ellos señalan lo mismo: el servicio ha empeorado de forma considerable y a una velocidad más rápida que la de los propios trenes en los últimos dos o tres años: "Creo que es desde que empezaron con el follón del AVE", opina Isabel. "Siento que nos están abandonando", resume Jaime por su parte, quien cree que hay una consigna para vender el AVE y que esta apuesta "sólo podrán pagarla cuatro".
Sin embargo, también coinciden en que es necesario modernizar la línea ferroviaria para evitar las continuas esperas que provoca el que los Cercanías circulen por una vía única para ambos sentidos o también la circulación de los trenes Talgo.
Última parada
"Ya que pagamos nuestro tickets o bonos, queremos un servicio en condiciones", dice Manoli, quien comienza su día antes de las seis de la mañana y acaba su periplo cuando el Cercanías se detiene en el apeadero de San Diego. Se baja con Judith y Jaime. Isabel aún espera a la estación de Sutullena: "Ya son muchas horas fuera, tengo ganas de llegar", suspira.
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Lázaro Giménez
Periodista de la Cadena SER en la Región de Murcia