Antonio Vivo, una de esas personas que quería a Alicante
¿Quien quiere a Alicante? se preguntaba el urbanista Lluis Cantallops, a quien Alperi despidió antes de que pudiera completar la revisión del PGOU
La Columna de Carlos Arcaya | Antonio Vivo, una de esas personas que quería a Alicante | 29/05/2018
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Alicante
Si dentro del patrimonio religioso de la capital alicantina, en la actualidad, luce la Basílica de Santa María es gracias a Eduardo Zaplana. Él puso el dinero de la Generalitat, pero la gota malaya que le convenció para llevar a cabo la ingente obra en un templo que se empezó a erigir en el siglo XIV, fue su párroco Antonio Vivo, quien también embarcó en la obra a empresarios como el también fallecido Manuel Pelaez.
Ya ven, los humanos somos una especie compleja, barroca, como la portada de esta iglesia. El yin y el yang.
“¿Quién quiere a Alicante?”, se preguntaba el urbanista Lluis Cantallops, a quien Alperi -al que no sé si le importaba mucho que Santa María se cayese a pedazos- despidió antes de que pudiera completar la revisión de ese plan general al que llevamos décadas dándole vueltas por todo tipo de despachos, por el barro y por los juzgados.
Pues una de esas personas que quería a Alicante era este cura -mundano y celestial-, que ayer falleció y que no pudo ver como se construía un museo en el templo, para exhibir todo lo encontrado durante las tres primeras fases de la reforma.
Dicen que no hay dos sin tres; ahora, sin Antonio Vivo, ya veremos si no hay tres sin cuatro.
A ver quién recoge el guante.