‘San Roque, un origen muy especial’
Hoy lunes celebra la ciudad de San Roque su 312 aniversario. Con el acto central en el Teatro Juan Luis Galiardo, el Ayuntamiento reconocerá la trayectoria de diez sanroqueños que han destacado en distintas facetas de la vida
Firma Antonio Pérez Girón, "San Roque, un origen muy especial"
02:39
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
San Roque
Hoy lunes celebra la ciudad de San Roque su 312 aniversario. Con el acto central en el Teatro Juan Luis Galiardo, el Ayuntamiento reconocerá la trayectoria de diez sanroqueños que han destacado en distintas facetas de la vida. Dignos herederos de un pueblo singular que dio origen a la actual población.
Ese pueblo proveniente del Gibraltar ocupado en 1704 por una potencia extranjera, se situó de manera mayoritaria en torno a la loma de la ermita de San Roque, con la esperanza de retornar a sus casas cuando la ocasión lo permitiese.
El 21 de mayo de 1706 se firmó en Palacio un despacho dirigido al regidor decano Rodrigo Muñoz Gallego para que juntase a los regidores y, consecuentemente, se efectuase la debida organización municipal, que combatiese también los usos inadecuados que se venían produciendo en las dehesas, arboledas y pastos públicos.
La histórica reunión tuvo lugar en la viña de Benito Rodríguez el 18 de junio. A partir de este encuentro se restablecieron las reuniones periódicas de los regidores, que hasta que no se contó con un edificio propio, tenían lugar en distintas propiedades campestres.
Fue en torno a la mencionada ermita donde surgiría el núcleo central de la ciudad de San Roque, digna heredera del Gibraltar perdido, de la que recibiría su término municipal.
Entre quienes tuvieron un papel determinante para que la nueva ciudad se constituyese en los pagos de San Roque, se encontraban Guillermo Hillson y Diego Ponce, que no pertenecían al Cabildo, pero que contaban con enorme prestigio entre sus convecinos. Hillson construyó su casa junto a la ermita y mandó levantar otras tres para facilitar la concentración de familias en dicho lugar. También ayudó a los más pobres a levantar sus viviendas y chozas, principalmente a las sesenta familias que se habían trasladado a terrenos del cortijo de Albalate.
A esa labor hay que añadir la de José Pizano, que facilitaba productos de Los Algarbes, la huerta que tenía en las proximidades de la ermita. Un movimiento de hermandad inundó al pueblo trasladado.
La población pasó a organizarse nombrando los diputados para su buen funcionamiento, juez de menores, vigilantes de las torres del término, barqueros para los ríos Guadarranque, Palmones y Guadiaro, ordenó la explotación de los montes y la pesca, sacó a subasta los apostaderos y estableció médico para la asistencia del Campo, cuya población iba en aumento.
Nacía una ciudad desde la solidaridad de sus miembros. Y desde el primer momento ya escribía la primera página brillante de su nutrida historia. Una historia que en el día de hoy se rememora para orgullo de todos los sanroqueños que aman a su ciudad.