Decepción ganadera de Jandilla en la que solo puntuó El Juli
El torero madrileño dio la única vuelta al ruedo de la tarde, mientras que Ferrera y Roca Rey se fueron de vacío
Sevilla
Frente a la enorme expectación que había despertado la tarde de toros en la Maestranza, se colgó el cartel de "no hay localidades" en el décimo festejo de Feria, la decepción de una corrida de Jandilla muy justita de raza y de escasa opciones para el lucimiento, en la que solo El Juli se acercó al triunfo en su primero, mientras que Antonio Ferrera y Roca Rey se fueron de vacío.
- ficha del festejo
El primer toro de Ferrera, muy descastado, llegó incluso a echarse hasta en dos ocasiones en plena faena de muleta antes de que el extremeño lo despachara de pinchazo y estocada. Al cuarto lo recibió con templadas verónicas, pero tras el primer puyazo el animal dijo poco y humilló menos. Se justificó Ferrera pisando los terrenos del toro al que ahora finiquitó de estocada desprendida.
El Juli comenzó la tarde recogiendo una gran ovación por su histórico triunfo del pasado lunes y la pena es que no haya podido reeditarlo en este Jueves de Farolillos. Y eso que su primero, aunque justito de celo, fue el más potable de la tarde. Rivalizó Julián en quites con Roca Rey y, ya con la muleta, cuajó intensas series, sobre todo al natural, a pesar de que el toro siempre amagó con rajarse. Hubo petición de oreja, pero la espada cayó tan baja que el presidente hizo bien en no atenderla. El quinto, más basto y feo de hechuras, se paró y no quiso embestir a la muleta del madrileño que culminó su particular Feria con media estocada en los blandos.
El peruano Roca Rey quiso aprovechar su última tarde en esta Feria desde el primer instante y a su primero fue a recibirlo a portagayola para, después, darle una larga cambiada más de rodillas al hilo de las tablas y torearlo por chicuelinas. Este toro se cuido en el caballo y sacó cierta calidad en el capote de Juan José Domínguez, que fue el encargado de su lidia. También de rodillas y con un escalofriante pase cambiado por la espalda comenzó Roca Rey la faena de muleta, pero enseguida el toro mostró su escaso celo y se rebrincó al final de cada muletazo. Gran estocada en este toro. Ante el manso sexto, gustó en el ceñido quite por gaoneras y después acertó a dejarle la muleta siempre puesta para taparle en lo posible la huída. De acertar con los aceros igual corta la oreja, pero lo impidió el pinchazo previo a la estocada desprendida final.