Sufrir para lucir
El Sporting mantiene el liderato tras ganar agónicamente un partido en el que los rojiblancos se vinieron abajo en la segunda mitad
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Gijón
Para lucir, hay que sufrir. Y para lucir liderato, hay que pasarlas canutas alguna vez. Al Sporting le salvó, ante el Reus, la inercia positiva. Como tocado por una varita mágica, el equipo gijonés sacó adelante un partido que podía haber perdido y además bien perdido. Pero a este equipo todo le sale de cara desde hace algún tiempo. Pidiendo la hora, el Sporting sacó adelante una victoria que no es una más: supone igualar el récord histórico de victorias consecutivas de la temporada 79-80, la novena en casa desde la llegada de Rubén Baraja al banquillo rojiblanco y mantiene al equipo en la primera plaza. Superado el temporal, el barco sigue viento en popa a toda vela.
Para ser justos, también hay que destacar el gran partido que hizo el Sporting en la primera mitad. No solo siendo superior al rival, sino además jugando bien al fútbol. La presencia de Hernán Santana le dio al equipo otro aire y otro estilo, demostrando que el Sporting puede tener varios registros. Frente a un rival interesante a pesar de sus limitaciones, los gijoneses dieron un recital en la primera mitad. La lástima fue cómo desafinaron en la segunda.
Inicio arrebatador
Cumplió su promesa el entrenador del Reus, el exrojiblanco Aritz López Garai, intentando robarle la pelota al Sporting. Lo discutible es si ese era el mejor planteamiento posible. Porque el equipo de Baraja es feliz al contrataque, robando y corriendo. Sobre todo buscando a Jony, que ya lanzó sendos avisos a los treinta segundos y a los tres minutos. Dio el susto el Reus al principio del partido, con el primero de los tres lanzamientos que estrelló en la madera. Fue un balón largo de su portero, peinado por un compañero y en el que el híper activo Fran Carbiá se estrelló con la madera.
Pero pronto el Sporting empezó a gustarse y a mandar en el partido. No sólo marcó dos veces, sino que además dejó jugadas bonitas de ver. Una acabó en el primer gol del partido: una acción de Calavera por la banda derecha, con pared incluida con Carmona, asistencia a Nano Mesa y perfecta definición del delantero canario ante la salida del portero del Reus. Otras no tuvieron premio, pero fueron espectaculares, como el saque largo de Mariño para conectar con Jony, cuyo centro peligrosísimo salvó el exrojiblanco Álex Menéndez.
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En este Sporting funciona hasta la pizarra. En una jugada ensayada, un saque de esquina raso de Rubén García a la frontal del área llegó el segundo tanto, oobra de Carmona, que llegó desde atrás.
Durante la semana se había intentado evitar que este partido tuviera la apariencia de un mero trámite previo a los teóricamente complicados desplazamientos a Valladolid y Cádiz. Al descanso parecía que efectivamente había sido coser y cantar. Pero nada más lejos de la realidad. El Sporting salió del vestuario con una caraja impresionante. No daba una a derechas y permitió que el Reus se metiera en el partido. Marcaron los catalanes después de un córner, que se estrelló en el larguero y Olmo, más atento que la zaga, aprovechó el rechazo para marcar.
Y desde ese momento, la agonía. El Reus empezó a crecer sin parar en el partido y el Sporting a hacerse pequeño. El equipo añoró en ese momento a Sergio Álvarez; sobre todo Canella, que hubiera agradecido las habituales ayudas del avilesino para frenar a un Yoda que parecía Messi y al lateral Miramón, que se incorporaba al ataque con ahínco. Hernán Santana se difuminó y el Sporting perdió completamente el control del mediocampo. Hasta el siempre solvente Mariño dio alguna señal de nerviosismo. El mismo que caló en las gradas, aunque la afición reaccionó animando a un equipo que sabía que estaba pasándolo mal.
De lo poco bueno de la segunda parte fue la extraordinaria jugada de Pablo Pérez, con control, autopase, llegada a línea de fondo y un centro raso que acabó en córner. En realidad, fue casi lo único bueno de la segunda mitad, junto al pitido final.
No fue la victoria más justa de los rojiblancos, pero no siempre se puede ganar fácil. López Garai decía tras el partido que el Sporting "sube seguro". Y puede ser, porque gana cuando lo merece y cuando no. Sufrió el equipo ante el Reus, pero podrá presumir de liderato otra semana más. No siempre va a ser fácil. Aunque no parece que fuera una cuestión de relajación, si sirve como toque de atención, bienvenido sea el partido. Incluso para que el entorno sea consciente de que, para lucir en lo más alto, también hay que sufrir.
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David González
Vinculado a SER Gijón desde 1998. Director de SER Deportivos Gijón y voz de los partidos del Sporting...