Sacar pecho
La Firma de Doroteo González
"Sacar pecho", la Firma de Doroteo González
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Palencia
Hay expresiones que adoptan grandes significados aunque poco tengan que ver con el objetivo que aparentemente conforman tales palabras. Por eso cuando hace unos días Alfonso Polanco dijo que “el Ayuntamiento en este momento va a nivel económico como un tiro” le hemos entendido todos, sobre todo porque pronunciarse de esa manera es propio de quien se atribuye el mérito de tal resultado.
Pero volvamos al presente que es lo que ahora debe importarnos máxime cuando se trata de algo tan próximo como son las arcas municipales de nuestra ciudad. Bueno, de nuestra ciudad, y por extensión de más del 90% de los municipios de nuestro país cuyo balance en sus cuentas también es de superávit o de endeudamiento cero a tenor de los datos que publica el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas. Por eso, sin hurtar el mérito que pudiera corresponderle a nuestros ediles, si así fuera, sí parece conveniente enmarcar el porqué de tan holgado resultado que años atrás fue contestado por numerosos ayuntamientos (no así el nuestro), ya que se han visto sometidos a severos planes de ajuste, reducir sus plantillas al máximo posible y posponer multitud de inversiones para arreglar el déficit del Estado ante Bruselas.
Así que este “sacar pecho”, esta actitud de orgullo por parte de nuestro alcalde, debe correlacionarse con auténticos desafíos para la ciudad, mayormente cuando el Ministro Montoro en breve aprobará un decreto para que los ayuntamientos usen su superávit. Por eso, parece de justicia, exigir al equipo de gobierno (y a quienes lo sostienen en esa posición) que el planteamiento inversor no sea para un lavado de cara ante la convocatoria electoral del próximo año. La tesorería de que dispone el ayuntamiento debe de abordar las necesidades sociales urgentes e importantes que tiene nuestro municipio, que las hay y en gran número, pero esos recursos deben ser también el germen de un plan para la ciudad a largo plazo donde se incorpore la voz de la ciudadanía mucho más allá que el sólo ejercicio del voto cada cuatro años. Un plan de verdad que la ciudad necesita, que beneficie a la ciudadanía, seduzca al sector privado y sea factible para la administración municipal.
A la inmensa mayoría de los ciudadanos nos gusta la democracia participativa, tanto como salir de celebración con los amigos de verdad, disfrutar en torno a una mesa y dialogar. Y, como nuestro dinero casi siempre es limitado, nos gusta pagar a escote. Eso no nos molesta, nos halaga. No como muchos de nuestros políticos que, siguiendo el símil, parece que no meten su mano vacía en el bolsillo ni para sacar el pañuelo y sonarse los mocos. Tengo la sensación de que con ellos, a nosotros, siempre nos toca pagar la ronda.