Manuel López, 'in Memoriam'
Amigos, colegas de la universidad y autoridades dan el último adiós al exrector de la Universidad de Zaragoza
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Libro de firmas en memoria de Manuel López / Pilar García
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Zaragoza
Amigos, compañeros y autoridades no dejan de pasar por el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza para dar el último adiós a Manuel López, exrector de esta institución académica. Son horas de despedida, de recuerdo y gratitud a un hombre que todos definen como sabio y bueno. Investigador, docente, político, rector, presidente de la CRUE pero, sobre todo, una entrañable persona.
El profesor Guillermo Fatas recordaba cómo fueron los duros años de crisis que pasó al frente de la universidad, y lo hizo con sensatez y templanza. "No cedía terreno cuando él creía que estaba cumpliendo con su deber y en eso fue ejemplo de gobierno universitario", señala. "Aprendí mucho viendo cómo trataba los problemas con un arte de la lidia" y recordaba que "estaba dispuesto a llevar a los tribunales al Gobierno de Aragón pero sin decir una palabra más alta que otra".
Fue vicerrector económico el actual concejal socialista del Ayuntamiento de Zaragoza, Javier Trívez. "Eran tiempos difíciles en los que comentábamos muchas veces cómo íbamos a pagar las nóminas o cómo íbamos a salir, o cómo podíamos convencer en aquellos momentos a la administración".
De hecho, López fue muy reivindicativo con el gobierno regional de Luisa Fernanda Rudi al que llevó a los tribunales. Sin embargo, eso no supuso ningún tipo de distanciamiento con la entonces consejera de Educación, Dolores Serrat, que hoy se mostraba muy triste. "Siempre trabajamos mano a mano", decía. "Para mí, Manolo era una persona de las que se podría llamar sabia, era prudente, conocía muy bien la Universidad, tenía una entrega completa a esa institución".
Emocionadas palabras también de los que fueron rectores y vicerrectores, como Felipe Pétriz: "Se ha fraguado una amistad que supera todo el marco de amistad y de aprecio, de consideración y de respeto que conozco en esta vida; no conozco otra persona que sea tanta referencia para mí".
O su amigo, Julio Montoya. Compartieron investigación y 46 años de amistad. Dice que ni en los últimos momentos perdió su sentido del humor. "Veía muy poquito, tenía un 2% de visión y ahora, con la enfermedad había perdido bastante". Hace unos días "entré en su despacho y me lo encontré con los ojos pegados al teclado y le dije: 'Manolo, te vas a sacar los ojos teniéndolos tan pegados a las teclas', y me respondió: 'No, porque me lo impide la nariz'". En la sala amarilla de autoridades descansa Manolo, como todos lo llaman. Sobre su ataúd su birrete y su toga, y decenas de flores.
Representantes de todas las instituciones han reconocido su figura y su labor. El rey ha enviado un telegrama para transmitir sus condolencias mientras el presidente del gobierno, la presidenta de las Cortes o el alcalde de Zaragoza han acudido a dar su último adiós a Manuel López.