La jubilación de Loli después de 46 años tras la barra de El Palentino
Loli, dueña de El Palentino, nos cuenta cómo será su vida a partir de una jubilación que llega en un momento tenso para los pensionistas
Madrid
El Palentino cierra y con él termina el símbolo del Madrid de antes de la gentrificación en Malasaña, el Madrid de los cubatas a cuatro euros y de los pepitos de ternera, el del videoclip de Manu Chao y el del bar de Álex de la Iglesia. El Palentino abandona la mítica calle del Pez y Loli, la mujer que lo ha visto crecer y que ha servido detrás de su barra durante 46 años dice adiós. Dice adiós para iniciar una nueva vida, sus hijos no pueden hacerse cargo del bar y tras el fallecimiento de su cuñado, el queridísimo Casto, no se ve con fuerzas para continuar al frente. Ahora dice que va a vivir todo lo que no ha podido hasta ahora.
Las pensiones, en el punto de mira
Su jubilación llega precisamente en un momento de convulsión social, las manifestaciones se suceden en las calles de la ciudad y son continuas las protestas por la situación de las pensiones. Loli tiene asumido "que te queda una basura", y critica la situación sin dudarlo: "Tendrían que pensar en la gente que ha trabajado y subir las pensiones". Trabajado, como ella, cuarenta y seis años detrás del mítico bar de Malasaña.
"Disfrutaré de la vida y de mis nietos"
"Voy a vivir la vida que no he vivido desde que me casé". Su marido se pasaba los días enteros detrás de la barra a la que ella le ha puesto cuerpo y alma a diario. Ahora su vida va a cambiar mucho y entre sus planes se encuentra, precisamente, el no planear. "Llevaré una vida sana, haré deporte, saldré a caminar e iré a la piscinita". Cómo no, un plan más, la hoja de ruta que cualquiera deberíamos seguir; "y disfrutar de la vida". Sobre todo, eso, de la vida. "Y de mis nietos", puntualiza. Eso sí, Loli seguirá madrugando, y si algo echará en falta es la cafetera. "Un café y mi porra por la mañana, que no falte". Ahora cambiará el lugar de desayuno pero lo que nosotros esperamos es que las buenas costumbres nunca terminen y que ese desayuno se siga realizando allá donde vaya Loli a desayunar.