¿Y ahora qué?
La Firma de Doroteo González
"¿Y ahora qué?", la Firma de Doroteo González
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Palencia
¿Y ahora qué? Se pregunta todo el mundo, aunque por dos cuestiones diferentes respecto a la misma cosa. Me refiero a los ecos del 8 de marzo, ese rotundo éxito de movilizaciones por toda España. Por un lado, muchos políticos del PP y Ciudadanos a los que todo esto les ha cogido con el pie cambiado, y que ahora aparentan no dolerles en prendas “etiquetarse” como feministas, están tratando de incrustarse en lo que parece inevitable ya, un sentir general donde se asienta la gran mayoría que también se pregunta ¿y ahora qué?
La verdad es que, en medio de todo este acontecer, me asalta la duda de si ese colectivo de mandatarios “novo-feministas” se nutre de conversos o son solo oportunistas del momento. Porque la fe del converso es la de quienes dicen aceptar ideas y posiciones diferentes a las que explícitamente mantenían tan sólo un día antes. Y la expectativa del oportunista es la de quien apostando por el caballo ganador cree que tiene suficiente margen para medrar a sus anchas. Claro que, si me apuran, en ambos casos se trata de recién llegados donde su base de credibilidad sobre lo que ahora exhiben está aún por demostrar. Es más, es muy posible que tratándose de oportunistas, o de conversos, se espera que, como si de ovejas descarriadas se tratase, muchos vuelvan al redil más pronto que tarde.
Aunque buena parte de la derecha política se encuentra en estado de convulsión: ni en los peores escenarios que manejaba llegó a imaginar que, por ejemplo, en una ciudad como Palencia más de 6.000 personas salieran a la calle el pasado jueves, y que cientos de miles más por toda España. Y todo hace presagiar que esto es solo el principio.
¿Y ahora qué? pregunto yo desde esta tribuna de opinión. Porque, ya sean conversos u oportunistas, ese colectivo de representantes políticos gobierna el País, nuestra Comunidad Autónoma, nuestra Diputación y el Ayuntamiento. Y si su plan es hacer política a impulsos, acomodada a la conveniencia de aprovechase de por dónde sopla el aire… eso, sólo eso lleva a la improvisación, de ahí a una aparente prudencia con fala de concreción de medidas para finalmente volver a descargar su conversión, o su oportunismo, allá donde se arrinconan las ideas en las que se cree muy poco o más bien no se cree nada.
En el mes de enero se anunció a bombo y platillo el Pacto contra la Violencia Machista con la puesta en marcha de manera inmediata de 26 medidas. ¿Y qué ha pasado? Pues que estamos como estábamos antes de tan solemne rúbrica de tan imprescindible acuerdo. Necesitamos otra clase de cultivo político, auténtico y sin falsedades. Por eso debemos insistir… ¿Y ahora qué?